El domingo 3 de octubre de 1824, alrededor de las 8 de la mañana, el comerciante John Moens, el doctor Francis Anderson y un guía local partieron hacia Arequipa a caballo y lomo de mula. Heinrich Witt permaneció en Quilca y aprovechó el día para deambular por el pueblo. Cruzó a pie la desolada y desierta hilera de colinas que separaba el cabo del valle de Quilca. En el cabo se encontró con los capitanes Warren, London y Hamilton, quienes estaban tratando de conseguir mulas en una villa. Como no apareció ningún animal, Witt y los capitanes se sentaron en una choza del lugar para tomar vino, pisco y chicha.
Cuenta Witt que mientras pasaban el tiempo bebiendo se percataron de que se estaba organizando una pelea de gallos en el lugar. Cada gallo llevaba una pequeña y afilada navaja amarrada a una de las patas. Se formó un redondel, pero los gallos mostraron tan poco valor que la pelea fue un fiasco. Witt y los tres capitanes cruzaron nuevamente las colinas y decidieron sentarse en una tienda de aguardiente atendida por dos mujeres que no se sonrojaban ante las bromas. Posteriormente fueron a bordo del "Alpha", donde se les unió el capitán Morley para pasar la tarde.
Los siguientes días Witt los pasó también en compañia de los capitanes. De acuerdo a sus apuntes, Hamilton era el más educado de todos, con modales de caballero. Sobre los otros tres (Warren, London y Morley), Witt no tenía una gran opinión. El miércoles 6 de octubre Witt realizó una visita a Juan Elguera, empleado de Marcó del Pont. Respecto a este hecho y para tener una idea clara de la perspectiva que tenían en aquella época los extranjeros sobre el comportamiento social de los lugareños, transcribimos a continuación parte del diario de Witt: "Mientras estaba con Elguera, tres mujeres de Arequipa, que decían ser damas, le hicieron una visita. Se sentaron confortablemente sobre el baúl y la banca de madera. No les incomodó para nada la bacinica que se veía debajo de la cama de Elguera. La mayor fumaba y la menor, una linda chica, se refugió sobre la cama al ser asustada por una rata. La vieja mujer de la tienda de aguardiente me ofreció un cigarro que ella había estado fumando el cual no me atreví a rechazar".
Los días seguían pasando y Witt seguía haciendo visitas, reuniéndose con los capitanes ya nombrados y conociendo a otros capitanes y tripulantes cuyas embarcaciones llegaban a Quilca. Recién el martes 12 de octubre recibió una carta de Moens con órdenes específicas para desembarcar parte de la carga del "Wanderer". Tres días después, el viernes 15, empezó el trabajo. Para ello Witt contrató a cuatro hombres de la tripulación del "Dolphin" y dos botes cargados de mercancías fueron enviados a tierra.
Por la tarde, el capitán Warren apareció en el "Wanderer" acompañado de un tal Dickson, tripulante del bergantín danés "Perle", cuyo capitán (Bruhn), al no estar familiarizado con la posición de Quilca, había pasado este puerto por sotavento. Por ese motivo envíó a Dickson y otros tripulantes en un bote a obtener información, pero el bote se desfondó y el grupo tuvo que nadar hasta el límite de sus fuerzas para salvarse de morir ahogado. Finalmente llegaron a Quilca a lomo de mula y sin un centavo en el bolsillo.
Al día siguiente, el sábado 16, el "Perle" pudo finalmente anclar fuera de la rada tras 84 días de travesía desde Río de Janeiro. Ese día también ancló el bergantín "Bruce" del capitán Craig, que había partido del Callao hace 24 días. Witt estuvo muy ocupado como para ir a visitar a los tripulantes de alguno de los barcos, pero conoció al capitán Craig en tierra, quien lo puso al tanto de las novedades políticas. El Callao continuaba bloqueado debido a la guerra de Independencia, mientras que en Lima, donde habían ingresado cien marinos del H.M.S. "Cambridge" para proteger la propiedad británica, el comercio estaba paralizado. Estas noticias Witt se las envió inmediatamente a Moens vía carta.
En tanto, la descarga de la mercadería continuaba bajo la supervisión de Witt y se enviaron otros tres botes a tierra. Por la noche Witt cenó a bordo del "Arab" y sintió cierta afinidad con el capitán Warren, de quien escribió lo siguiente: "aunque estaba un poco alterado, resultó agradable, tal vez por primera vez desde que lo conocí. Contó varias historias graciosas y cantó una serie de canciones... Era la medianoche cuando regresamos a nuestro barco".
jueves, 21 de abril de 2011
jueves, 17 de marzo de 2011
Quilca, primer destino
A las once de la mañana del viernes 24 de setiembre de 1824 el barco inglés "Wanderer" ancló en el fondeadero de Quilca, el puerto de Arequipa. En ese momento, aunque la independencia del Perú ya había sido declarada por José de San Martín, los comerciantes extranjeros estaban obligados a solicitar una autorización especial a las autoridades españolas para desembarcar mercadería o trasladarse a otros lugares.
Ese primer vistazo al Perú no fue muy grato para Heinrich Witt, quien describe Quilca como una villa situada en un estrecho valle cubierto de maleza, por el que un río baja hacia el océano. Escribió Witt que el pueblo consistía en unas cuantas casuchas que rodeaban una iglesia en ruinas y que en la boca del río se había formado un banco de arena sobre el cual rompía el oleaje con violencia. Sin embargo, ese era el único lugar donde se podía conseguir agua fresca.
El domingo 26 de setiembre de 1824 Heinrich Witt dejó el "Wanderer" y bajó por primera vez a tierra, mientras que sus compañeros de viaje John Moens y el doctor Francis Anderson arreglaban sus papeles para solicitar permiso para viajar a Arequipa. Tras su primera visita a Quilca, Witt fue muy severo en sus apreciaciones: "Quilca me pareció el lugar más infeliz en el que haya puesto los ojos. Tiene 60 chozas miserables hechas de simple caña, sin cubierta de barro, sin color. Solo algunas de ellas tienen esteras sobre las cañas mientras que los techos tienen solamente esteras, lo cual ofrece poca protección frente a la lluvia. Se nos dijo que días atrás un toro y un caballo unidos por una correa, al tratar de ir violentamente en distintas direcciones, habían derrumbado varias chozas".
Ese día y en una de esas precarias viviendas Witt encontró al rico comerciante bonaerense Manuel Marcó del Pont, quien acababa de llegar de Camaná. Marcó del Pont junto al español Ambrosio Ibáñez habían obtenido una licencia especial del gobierno de Madrid para realizar actividades comerciales en los puertos intermedios de Sudamérica. Ellos tenían, asimismo, un acuerdo comercial con Anthony Gibbs & Sons de Londres.
Cuenta Witt que la casa donde encontró a Marcó del Pont no tenía ninguna ventana, siendo la puerta la única abertura que dejaba entrar la luz exterior. Sin embargo, el interior del lugar estaba forrado con tela de cáñamo y el suelo estaba entarimado. El mobiliario consistía en una cama envuelta en una piel, un baúl y un asiento hecho con dos palos y una tabla cruzada, donde se encontraba sentado Marcó del Pont, quien sufriendo de escalofríos y cubierto por un manto, se veía miserablemente enfermo.
Después de esa visita formal a un notable allegado a la Casa Gibbs, Witt notó que habían algunas carpas dispersas por el vecindario y ocupadas por alrededor de 40 hombres y mujeres que habían llegado de Camaná con el propósito de bañarse (en Quilca, dice Witt, fue la primera vez en su vida que vio a mujeres fumar y bañarse en el mar).
Además, bajo una carpa abierta, estaban el comandante del puerto y varios españoles almorzando juntos. Los gastos corrían por cuenta de Lucas de la Cotera, un comerciante español establecido en Arequipa, a quien todos los extranjeros que llevaban carga a los puertos intermedios estaban obligados a encomendarse y que debido a su riqueza tenía gran influencia sobre el gobernador español. En este punto cabe repetir que la Casa Gibbs era una de las pocas excepciones y no estaba encomendada a Lucas de la Cotera, sino a Marcó del Pont e Ibáñez.
El mismo domingo 26 de setiembre Witt, Moens y Anderson almorzaron a bordo del "Egham" del capitán Turner. Cuenta Witt que por primera vez probó el pisco, al cual describe como "un licor puro, blanco y fuerte hecho de uvas... que toma su nombre del puerto de Pisco, desde donde se exporta".
A pesar de que Witt describió a Quilca como un lugar precario y casi salvaje, él mismo reconoció su importancia comercial al consignar el nombre de los barcos y capitanes que se encontraban anclados en el puerto el martes 28 de setiembre de 1824. Ahí estaban los barcos ingleses "Wanderer" del capitán Warren y "Egham"del capitán Turner; los bergantines ingleses "Shakespeare"del capitán Morley, "Alpha"del capitán London, "Arab"del capitán Hamilton y "Dolphin", un barco de Gibraltar consignado a Samuel B. Mardon. La corbeta norteamericana "Peacock" del capitán Canning, la coberta francesa "La Diligente"del capitán Villars, el barco norteamericano "Tartar"del capitán Gerry y los barcos franceses "Le Telegraphe" y "Ernestine".
Finalmente, el sábado 2 de octubre de 1824 llegó la autorización española para el viaje de John Moens y el doctor Francis Anderson a Arequipa. Ambos bajaron a tierra junto a Witt y se unieron a los capitanes Hamilton, Turner, London, Warren y Baldwin, quien había llegado dos días antes a mando del "Cora". Moens y Anderson querían trasladarse ese mismo día a Arequipa, pero se dieron con la sorpresa de que casi toda la población de Quilca estaba ebria debido a la celebración de una boda. Fue imposible conseguir mulas o guía y tuvieron que postergar el viaje para el día siguiente.
Ese primer vistazo al Perú no fue muy grato para Heinrich Witt, quien describe Quilca como una villa situada en un estrecho valle cubierto de maleza, por el que un río baja hacia el océano. Escribió Witt que el pueblo consistía en unas cuantas casuchas que rodeaban una iglesia en ruinas y que en la boca del río se había formado un banco de arena sobre el cual rompía el oleaje con violencia. Sin embargo, ese era el único lugar donde se podía conseguir agua fresca.
El domingo 26 de setiembre de 1824 Heinrich Witt dejó el "Wanderer" y bajó por primera vez a tierra, mientras que sus compañeros de viaje John Moens y el doctor Francis Anderson arreglaban sus papeles para solicitar permiso para viajar a Arequipa. Tras su primera visita a Quilca, Witt fue muy severo en sus apreciaciones: "Quilca me pareció el lugar más infeliz en el que haya puesto los ojos. Tiene 60 chozas miserables hechas de simple caña, sin cubierta de barro, sin color. Solo algunas de ellas tienen esteras sobre las cañas mientras que los techos tienen solamente esteras, lo cual ofrece poca protección frente a la lluvia. Se nos dijo que días atrás un toro y un caballo unidos por una correa, al tratar de ir violentamente en distintas direcciones, habían derrumbado varias chozas".
Ese día y en una de esas precarias viviendas Witt encontró al rico comerciante bonaerense Manuel Marcó del Pont, quien acababa de llegar de Camaná. Marcó del Pont junto al español Ambrosio Ibáñez habían obtenido una licencia especial del gobierno de Madrid para realizar actividades comerciales en los puertos intermedios de Sudamérica. Ellos tenían, asimismo, un acuerdo comercial con Anthony Gibbs & Sons de Londres.
Cuenta Witt que la casa donde encontró a Marcó del Pont no tenía ninguna ventana, siendo la puerta la única abertura que dejaba entrar la luz exterior. Sin embargo, el interior del lugar estaba forrado con tela de cáñamo y el suelo estaba entarimado. El mobiliario consistía en una cama envuelta en una piel, un baúl y un asiento hecho con dos palos y una tabla cruzada, donde se encontraba sentado Marcó del Pont, quien sufriendo de escalofríos y cubierto por un manto, se veía miserablemente enfermo.
Después de esa visita formal a un notable allegado a la Casa Gibbs, Witt notó que habían algunas carpas dispersas por el vecindario y ocupadas por alrededor de 40 hombres y mujeres que habían llegado de Camaná con el propósito de bañarse (en Quilca, dice Witt, fue la primera vez en su vida que vio a mujeres fumar y bañarse en el mar).
Además, bajo una carpa abierta, estaban el comandante del puerto y varios españoles almorzando juntos. Los gastos corrían por cuenta de Lucas de la Cotera, un comerciante español establecido en Arequipa, a quien todos los extranjeros que llevaban carga a los puertos intermedios estaban obligados a encomendarse y que debido a su riqueza tenía gran influencia sobre el gobernador español. En este punto cabe repetir que la Casa Gibbs era una de las pocas excepciones y no estaba encomendada a Lucas de la Cotera, sino a Marcó del Pont e Ibáñez.
El mismo domingo 26 de setiembre Witt, Moens y Anderson almorzaron a bordo del "Egham" del capitán Turner. Cuenta Witt que por primera vez probó el pisco, al cual describe como "un licor puro, blanco y fuerte hecho de uvas... que toma su nombre del puerto de Pisco, desde donde se exporta".
A pesar de que Witt describió a Quilca como un lugar precario y casi salvaje, él mismo reconoció su importancia comercial al consignar el nombre de los barcos y capitanes que se encontraban anclados en el puerto el martes 28 de setiembre de 1824. Ahí estaban los barcos ingleses "Wanderer" del capitán Warren y "Egham"del capitán Turner; los bergantines ingleses "Shakespeare"del capitán Morley, "Alpha"del capitán London, "Arab"del capitán Hamilton y "Dolphin", un barco de Gibraltar consignado a Samuel B. Mardon. La corbeta norteamericana "Peacock" del capitán Canning, la coberta francesa "La Diligente"del capitán Villars, el barco norteamericano "Tartar"del capitán Gerry y los barcos franceses "Le Telegraphe" y "Ernestine".
Finalmente, el sábado 2 de octubre de 1824 llegó la autorización española para el viaje de John Moens y el doctor Francis Anderson a Arequipa. Ambos bajaron a tierra junto a Witt y se unieron a los capitanes Hamilton, Turner, London, Warren y Baldwin, quien había llegado dos días antes a mando del "Cora". Moens y Anderson querían trasladarse ese mismo día a Arequipa, pero se dieron con la sorpresa de que casi toda la población de Quilca estaba ebria debido a la celebración de una boda. Fue imposible conseguir mulas o guía y tuvieron que postergar el viaje para el día siguiente.
martes, 23 de noviembre de 2010
Heinrich Witt
Natural de Altona, un pueblo cercano a Hamburgo, Heinrich Witt escribió durante más de 60 años un puntilloso y detallado diario sobre su vida en el Perú. Conocer el contenido de este diario es vital para tener una perspectiva más amplia de las características que tuvo la inmigración europea en el Siglo XIX. Por ese motivo, a partir de este post, compartiré información extraída de los apuntes de Witt, lo que nos permitirá descubrir, entender y comprender aspectos de la inmigración que no son posibles de encontrar en los libros tradicionales de historia del Perú.
Witt nació a fines del Siglo XVIII en el seno de una familia de granjeros y comerciantes luteranos que alternaban etapas económicas de auge y crisis como consecuencia de las guerras entre los ducados alemanes y Dinamarca. Por supuesto, la familia Witt también fue afectada por las guerras napoleónicas. Casi al final de éstas, en 1814, Heinrich Witt concluye su instrucción escolar y es enviado a un internado en Inglaterra.
Un año más tarde, en diciembre de 1815, Witt retorna a Altona, donde a los 16 años inicia su carrera comercial como empleado en la oficina de contabilidad de Conrad Henrich Donner. En enero de 1823, huérfano de padre y madre, Witt recibe la recomendación de su tutor Lucas Willink de hacer un viaje a Londres y, gracias a los buenos oficios de su ex jefe Donner, ingresa como voluntario a la compañia Sadler Guest Co, la que efectuaba pequeños negocios de comisión con Alemania.
Pocos meses más tarde, su tío Diederick Willink le consigue el puesto de corresponsal general en la casa Anthony Gibbs & Sons. En un princio, Witt tuvo muchas dificultades para adaptarse al empleo y estaba a punto de perder su puesto cuando su antiguo jefe, Conrad Henrich Donner, llegó de visita a Londres y lo recomendó de tal manera que los Gibbs decidieron darle otra oportunidad, pero esta vez a cargo de las facturas y los libros de cuentas.
En ese momento los socios principales de la casa Anthony Gibbs & Sons eran George Henry Gibbs, William Gibbs y Charles Crawley. El fundador Anthony Gibbs ya había muerto. También en 1823 Witt conoció en Londres a John Moens, quien desde 1822 era encargado de la casa Gibbs, Crawley & Moens en Lima. En ese momento Moens tenía como asistente a Samuel B. Mardon, encargado de la sucursal de Arequipa, y los Gibbs consideraron que debían asignar a un nuevo empleado para trabajar con él. Es así que surge la posibilidad de enviar a Heinrich Witt al Perú.
Inicialmente Witt pudo ser enviado a la casa Gibbs & Casson en Gibraltar, pero los Gibbs lo descartaron porque su letra no era lo suficientemente buena, así que le ofrecieron un puesto como asistente de Mardon en el Perú. Después de consultar con sus tutores, Witt aceptó el ofrecimiento y se le informó que viajaría junto a John Moens en el navío "Wanderer" del capitán Warren llevando además una importante carga de productos manufacturados.
Los términos del compromiso contractual de Witt eran pasaje de ida gratis, así como cuarto y comida en Sudamérica. Su sueldo sería de 500 libras al año, pero se empezaría a pagar a partir del día de su llegada al Perú.
Junto a John Moens y un amigo personal de éste, el Dr. Francis Anderson, Witt partió de Liverpool hacia Sudamérica el 26 de febrero de 1824. Después de una recalada de tres días en Santa Cruz de Tenerife, el "Wanderer" navegó 168 días hasta llegar a Valparaíso el 16 de agosto. En Valparaíso el barco permaneció 26 días y finalmente llegó a Quilca, su puerto de destino, el 24 de setiembre. Witt señala que el viaje fue una odisea, especialmente durante los 55 días que el capitán Warren empleó en dar la vuelta al Cabo de Hornos desde la altura de la entrada del estrecho de Magallanes, en el Atlántico, hasta alcanzar la misma altura en grados de longitud en el Pacífico.
Foto: Heinrich Witt, comerciante y viajero que legó un detallado relato de sus experiencias en el Perú.
Witt nació a fines del Siglo XVIII en el seno de una familia de granjeros y comerciantes luteranos que alternaban etapas económicas de auge y crisis como consecuencia de las guerras entre los ducados alemanes y Dinamarca. Por supuesto, la familia Witt también fue afectada por las guerras napoleónicas. Casi al final de éstas, en 1814, Heinrich Witt concluye su instrucción escolar y es enviado a un internado en Inglaterra.
Un año más tarde, en diciembre de 1815, Witt retorna a Altona, donde a los 16 años inicia su carrera comercial como empleado en la oficina de contabilidad de Conrad Henrich Donner. En enero de 1823, huérfano de padre y madre, Witt recibe la recomendación de su tutor Lucas Willink de hacer un viaje a Londres y, gracias a los buenos oficios de su ex jefe Donner, ingresa como voluntario a la compañia Sadler Guest Co, la que efectuaba pequeños negocios de comisión con Alemania.
Pocos meses más tarde, su tío Diederick Willink le consigue el puesto de corresponsal general en la casa Anthony Gibbs & Sons. En un princio, Witt tuvo muchas dificultades para adaptarse al empleo y estaba a punto de perder su puesto cuando su antiguo jefe, Conrad Henrich Donner, llegó de visita a Londres y lo recomendó de tal manera que los Gibbs decidieron darle otra oportunidad, pero esta vez a cargo de las facturas y los libros de cuentas.
En ese momento los socios principales de la casa Anthony Gibbs & Sons eran George Henry Gibbs, William Gibbs y Charles Crawley. El fundador Anthony Gibbs ya había muerto. También en 1823 Witt conoció en Londres a John Moens, quien desde 1822 era encargado de la casa Gibbs, Crawley & Moens en Lima. En ese momento Moens tenía como asistente a Samuel B. Mardon, encargado de la sucursal de Arequipa, y los Gibbs consideraron que debían asignar a un nuevo empleado para trabajar con él. Es así que surge la posibilidad de enviar a Heinrich Witt al Perú.
Inicialmente Witt pudo ser enviado a la casa Gibbs & Casson en Gibraltar, pero los Gibbs lo descartaron porque su letra no era lo suficientemente buena, así que le ofrecieron un puesto como asistente de Mardon en el Perú. Después de consultar con sus tutores, Witt aceptó el ofrecimiento y se le informó que viajaría junto a John Moens en el navío "Wanderer" del capitán Warren llevando además una importante carga de productos manufacturados.
Los términos del compromiso contractual de Witt eran pasaje de ida gratis, así como cuarto y comida en Sudamérica. Su sueldo sería de 500 libras al año, pero se empezaría a pagar a partir del día de su llegada al Perú.
Junto a John Moens y un amigo personal de éste, el Dr. Francis Anderson, Witt partió de Liverpool hacia Sudamérica el 26 de febrero de 1824. Después de una recalada de tres días en Santa Cruz de Tenerife, el "Wanderer" navegó 168 días hasta llegar a Valparaíso el 16 de agosto. En Valparaíso el barco permaneció 26 días y finalmente llegó a Quilca, su puerto de destino, el 24 de setiembre. Witt señala que el viaje fue una odisea, especialmente durante los 55 días que el capitán Warren empleó en dar la vuelta al Cabo de Hornos desde la altura de la entrada del estrecho de Magallanes, en el Atlántico, hasta alcanzar la misma altura en grados de longitud en el Pacífico.
Foto: Heinrich Witt, comerciante y viajero que legó un detallado relato de sus experiencias en el Perú.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Alexander Prentice
Nuevamente incluyo un post provisional para responder brevemente sobre una consulta puntual relacionada a Alexander Prentice, ingeniero civil escocés, hijo de Thomas Prentice y Mary Reid, quien llegó a Lima a inicios de 1850 como miembro de la empresa de gas que se haría cargo de la instalación del revolucionario sistema de alumbrado público de la ciudad.
El ambicioso proyecto había sido presentado al presidente Ramón Castilla por Miguel Morel y el ingeniero Melchor Charún, quienes previamente habían establecido contacto con un joven Prentice para preparar una propuesta atractiva y viable.
Decidido a modernizar Lima y con los recursos económicos para hacerlo, Castilla aprobó el proyecto y de esta manera hizo posible el arribo de Prentice al Perú. El ingeniero escocés se encargó de adquirir e instalar la maquinaria necesaria, así como de dirigir los trabajos. Cuando el alumbrado a gas de Lima se convirtió en una realidad, el trabajo de Prentice fue reconocido y admirado en la esfera pública y privada.
Por ese motivo no sorprendió que poco después Prentice se convirtiera en ingeniero del Estado. En este cargo supervisó y dirigió una serie de importantes obras públicas a nivel nacional relacionadas sobretodo a muelles y ferrocarriles, así como al alumbrado por gas. Prentice también fue inversionista de la Empresa de Agua y fue miembro de la Bolsa Mercantil, institución que reunía a los más ilustres comerciantes y profesionales de Lima de aquella época.
En 1868 se asoció a John Mathison y George Petrie para formar la Compañia de Alumbrado por Gas de Chorrillos y en 1870, ya como ingeniero independiente, presentó al Estado una propuesta para la construcción de un muelle en el puerto de Pacasmayo, así como la implementación del ferrocarril de Pacasmayo a San Pedro de Lloc y Guadalupe. Sin embargo, su propuesta no fue aceptada.
Se dice que el rechazo a ese proyecto fue un duro golpe para Prentice, quien decidió dejar el Perú y fijar su residencia en Inglaterra. Prentice, quien en 1857 se había casado en Lima con Rosa Riera de Osambela, partió a Europa junto a su numerosa familia.
En el censo inglés de 1881 se encuentra amplia información sobre los Prentice. Por ejemplo, vivían en el número 12 de Endsleigh Gardens, Londres, Middlesex. Alexander Prentice declaró tener 53 años, ser ingeniero civil y haber nacido en Escocia en 1828.
Su esposa Rosa señaló tener 41 años y no ejercer ninguna ocupación, mientras que también fueron censados once de sus doce hijos. Thomas, de 20 años, señala ser ingeniero civil y soltero; Robert, de 19 años, declara también ser ingeniero civil y soltero. Charles y Stuart, ambos de 17 años, aparecen como estudiantes. Rosa, de 15 años, es también estudiante, mientras que Martin, de 14; Guillermo, de 12; y Manuel, de 11 años, son citados como escolares. Todos ellos habían nacido en el Perú.
El matrimonio tuvo otras tres hijas menores que nacieron en Londres y que figuran en el censo: Mercedes, de 9; Margarita, de 7; y Anita, de 5 años. Todas citadas como escolares. El único que no aparece censado fue el hijo mayor, Alexander Ignatius Prentice Riera, quien nació en Lima en 1859 y que posteriormente se establecería en Guatemala. En la casa londinense también vivía la cocinera de la familia, Florence Kennedy; la mucama, Florence Nightingale, y la encargada del cuidado de los más pequeños, Clara Mcaulay.
A pesar de la distancia, Prentice mantuvo sólidos vínculos comerciales con el Perú. Por ejemplo, en 1884, junto a sus socios Mathison y Petrie, fue indemnizado por el Gobierno de Chile tras el saqueo e incendio del amplio local de la Compañía de Alumbrado por Gas de Chorrillos durante la Guerra del Pacífico. El Tribunal Arbitral Anglo-Chileno decidió otorgarles 1,819 libras esterlinas y 18 chelines como reparación. Poco después Prentice y su familia volvieron al Perú, se establecieron en Miraflores y el ingeniero escocés retomó sus labores hasta que la muerte lo sorprendió el 1 de noviembre de 1896..
Foto: El ingeniero civil escocés Alexander Prentice (Archivo Courret).
viernes, 9 de julio de 2010
Byrne en Perú
Atendiendo al pedido de una lectora que solicita información sobre el apellido Byrne en Arequipa, publicaré a continuación un post temporal con algunos datos que pueden ser interesantes para su investigación. El apellido Byrne ú O'Byrne es de origen irlandés. Sin embargo, el primer Byrne que llegó al Perú no lo hizo procedente de Europa, sino de Chile.
Adolfo Byrne Larenas nació en la provincia de Concepción en 1818 y era nieto del teniente coronel chileno Enrique Larenas y Soto Aguilar, quien perdió la vida a fines de 1820 durante la llamada Guerra a Muerte (*). Existen indicios que permiten suponer que el primer Byrne que llegó a Sudamérica lo hizo con la intención de unirse a los ejércitos patriotas de liberación y aparentemente en Chile desarrolló una estrecha relación con el teniente coronel Larenas. Incluso, contrajo matrimonio con su hija Francisca Javiera Larenas y Alvarez Rubio. De esa unión nació Adolfo Byrne Larenas.
Sin embargo, la información relacionada a ese primer Byrne es minúscula y confusa. Su hijo Adolfo le atribuyó como nombre Juan, aunque también hay quienes señalan que su nombre real fue Federico. Referencias al apellido Byrne en Chile casi no existen. Incluso es posible que en un principio el apellido se haya modificado o se haya escrito incorrectamente (en Perú es común encontrarlo como Birne). El misterio se acentúa porque Francisca Javiera Larenas se casó por segunda vez en 1827, es decir, cuando su hijo Adolfo Byrne tenía 9 años de edad. Es probable que en ese momento haya sido viuda.
El segundo esposo de Javiera Larenas fue Juan Agustín Castellón Binimelis, una prominente figura en la Concepción de aquella época. El matrimonio tuvo seis hijos: Wenceslao, Lisandra, Amalia, Carlos, Camilo y Juan Castellón Larenas (los tres últimos participaron activamente en la fundación de organizaciones como el Club Concepción, Diario EL SUR, el Teatro Municipal de Concepción, el Liceo de Hombres y el Partido Radical).
Es evidente que la familia Castellón Larenas ocupó un papel preponderante en la vida económica, política y social de Concepción. Lo curioso es que Adolfo Byrne, el primer hijo de Francisca Javiera Larenas, no parece haber gozado de las mismas oportunidades que tuvieron sus medio hermanos y toda pista o información relacionada a su padre parece haberse esfumado. Siendo todavía soltero, Adolfo Byrne Larenas llegó al Perú por razones que no se conocen con exactitud. En Lima contrajo matrimonio con María Natividad Cisneros y la pareja tuvo seis hijos de acuerdo a las partidas de bautizo encontradas en Lima (Berenice, María Francisca del Carmen, María Adriana, María Haydee, Néstor José y Guillermo). Sin embargo, no se descarta que en realidad hayan tenido un número mayor de descendientes.
Adolfo Byrne trabajó en la facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales del colegio o convictorio de San Carlos. Fue profesor del curso llamado "Recaudador y Tenedor de Libros" que era muy importante para las labores comerciales de aquellos tiempos.
Su hijo Guillermo Byrne Cisneros, cuyo nacimiento se presume que ocurrió en 1842, siguió la carrera militar y dejó una numerosa descendencia. Se casó por primera vez el 16 de abril de 1875 en la iglesia San Pedro de Tacna con la viuda Isabel Hurtado, hija de Pedro José Hurtado y Candelaria Gonzales.
Mucho tiempo después Guillermo Byrne se casaría por segunda vez a la edad de 67 años. La boda se realizó en Lima el 30 de mayo de 1911 y la novia fue Sofía Meza Pomareda, natural de Moquegua, hija de David Meza y Manuela Pomareda. A pesar de la diferencia de edad (el novio era 37 años mayor que la novia), la nueva pareja tuvo por lo menos siete hijos.
Antes del matrimonio habían nacido Violeta Angelina Byrne Meza (1906), Absalón Alejandro Byrne Meza (1907) y Alcira Florencia Byrne Meza (1910). En fecha posterior a la boda nacieron Beatriz Independencia Byrne Meza (1911), Irma Florencia Byrne Meza (1916), Félix Guillermo Byrne Meza (1918) y Nelly Paulina Byrne Meza, quien falleció a los pocos meses de nacida en 1919. Precisamente, el 1 de noviembre de ese mismo año, una severa neumonía le costó la vida a Guillermo Byrne Cisneros.
El caso de Guillermo Byrne Cisneros es curioso y sorprendente porque se le atribuye la paternidad de varias personas en diferentes lugares del Perú. Por ejemplo, Byrne Cisneros tuvo cuatro hijos naturales con Manuela D. Seminario. Ellos fueron María Antonieta Byrne, nacida en 1894; Néstor Guillermo Byrne, nacido en 1896; Manuel Alejandro Byrne, nacido en 1898; y, Rómulo Guillermo Byrne, nacido en 1899.
También Guillermo Byrne Cisneros reconoció ser el padre natural de Rafaela Byrne Rodríguez, nacida en 1915, mientras que se cree que fue el padre de María Byrne Díaz, natural de Lima, y Angélica Byrne Gómez, natural de Arequipa.
Del mismo modo, existen versiones que señalan que fue padre de Guillermo Nicolás Byrne, nacido en Chiclayo aproximadamente en 1869. La madre del pequeño fue Grimanesa Núñez del Arco y, de acuerdo a la documentación consultada, Guillermo Nicolás Byrne Núñez del Arco desarrolló una carrera como militar. Se casó con Ursula Martínez Farfán el 20 de abril de 1900 en la iglesia Santa Ana de Lima. Sin embargo, el matrimonio fue inscrito civilmente recién en 1917 a pedido de Anaís Byrne Martínez, hija de la pareja, quien presentó una solicitud especial ya que sus padres habían fallecido por ese entonces.
Continuando con la pista de los descendientes de Guillermo Byrne Cisneros nos encontramos con Uladislao Byrne. Sin embargo, en este caso, todo parece indicar que la relación entre ambos fue distinta. Tal vez fueron hermanos. En 1876 Uladislao trabajaba en la sección de departamento de las aduanas con el cargo de oficial interventor segundo y se cree que tenía un hijo: Udalislao Máximo Byrne, nacido en Lima presumiblemente en 1874 y quien aparece como testigo de nacimiento de varios de los hijos legítimos de Guillermo Byrne Cisneros.
Algunas fuentes consultadas creen que en realidad Udalislao Máximo fue hijo de Guillermo Byrne Cisneros, pero sobre esa información no existe ningún indicio concreto. En todo caso, Udalislao Máximo Byrne nunca se casó, pero tuvo varios hijos naturales. Por ejemplo, Moisés Otoniel Agustín Byrne, nacido en 1889 e hijo de Udalisdao M. y Losaira Montani. Años más tarde, en 1905, nació Juan Byrne Raggio, hijo de Uladislao M. y la italiana Marina Raggio.
Porteriormente, Uladislao Máximo desarrolló una larga relación afectiva con Rosa Astengo Poppe, quien había estado casada con Ricardo Pedreschi. Con ella tuvo tres hijos naturales a quienes reconoció al momento de inscribirlos: Evaristo Uladislao Byrne Astengo, nacido en 1910; María Angélica Byrne Astengo, nacida en 1913; y, Víctor Guillermo Byrne Astengo, nacido en 1915.
Por otra parte, también existen pruebas de la presencia en Lima de Reuben Byrne, un inglés que contrajo matrimonio con Raquel Buenaño y que tuvo una numerosa familia con la que se alejó del Perú a inicios del Siglo XX para afincarse en Estados Unidos.
Otra referencia sobre la presencia del apellido Byrne en el Perú se encuentra en libros relacionados a la explotación de polinesios en el Siglo XIX. En 1862 el irlandés Joseph Byrne obtuvo licencia del gobierno peruano para introducir al país colonos naturales de las islas del Sudoeste del Pacífico por un periodo de 5 años. El objetivo era que los colonos se dedicaran a labores agrícolas y domésticas a cambio de un salario. Byrne era un aventurero que había vivido en muchos países realizando diferentes trabajos sin mucho éxito. Por ejemplo, había tentado fortuna en los campos de oro de Australia y en Nueva Caledonia.
Cuando obtuvo la licencia del gobierno peruano, Byrne fletó casi inmediatamente la barcaza "Adelante" y partió del puerto del Callao en junio de 1862. Su primera parada fue Tongareva, en las Islas Cook, donde encontró que los nativos polinesios se encontraban severamente afectados por la carencia de alimentos, ya que una enfermedad había atacado principalmente a los árboles de coco.
Byrne no tuvo muchos problemas para convencer a los nativos de ir a trabajar a una isla cercana a cambio de una buena remuneración. Al final, 215 nativos aceptaron la oferta de Byrne, quien en lugar de trasladarlos a una isla cercana terminó llevándolos al puerto del Callao, donde, literalmente, los remató como esclavos por 200 y 300 pesos de la época (el precio dependía de la edad y sexo del colono).
El negocio fue tan rentable que muchos otros aventureros decidieron ir en busca de colonos a las islas de Oceanía. Sin embargo, la protesta de Francia y la reacción del gobierno peruano hicieron que las licencias para introducir colonos polinesios al Perú quedaran revocadas indefectiblemente en abril de 1863. Un alto porcentaje de colonos, que ya habían llegando al país en precarias condiciones de salud, murieron en los campos agrícolas.
Una nueva referencia al apellido Byrne en el Perú se encuentra ya entrado el Siglo XX cuando Joseph Byrne Lockey, miembro de la misión educacional norteamericana, asumió en 1910 el cargo de inspector de instrucción en Lima y Callao. Su legado han sido varias publicaciones donde desarrolla el concepto de panamericanismo.
Por otra parte, también es posible encontrar el apellido Byrne en Argentina, país al que los esposos irlandeses John Byrne y Julia Allen llegaron a mediados del Siglo XIX junto a sus seis hijos. En la actualidad existen muchos Byrne en Argentina y todos pertenecen a la misma rama familiar.
En Colombia, el apellido se encuentra como Byrne ú O'Byrne. Pero, en ambos casos, la rama se inició a partir del próspero mercader Frederick William Byrne, quien en 1850 era cónsul del Perú en Bogotá. Este dato es extraño porque no existe ningún indicio de que haya establecido vínculos comerciales con nuestro país o que haya tenido una estancia prolongada en el Perú. En cambio, sobre Byrne se encuentra amplia información en Panamá, donde desarrolló importantes negocios e incluso llegó a comprar la isla Pedro González. Por supuesto, los nombres de pila de Byrne fueron castellanizados en América Latina y se le conoció como Federico Guillermo. Finalmente, también hay presencia del apellido Byrne en Cuba, Puerto Rico y México.
(*) Enrique Larenas estuvo entre los patriotas sitiados en Talcahuano por las fuerzas realistas al mando de Benavides. Desprovistos de víveres y con ínfimas posibilidades de resistir mucho tiempo más el asedio realista, Larenas y los patriotas decidieron hacer frente al ejército enemigo. Cuando estaban tomando posiciones de combate, el caballo de Larenas se desbocó avalanzándose sobre las líneas enemigas. El teniente coronel no lo pudo controlar porque sus precarias riendas eran de lana y fue reducido de un pistoletazo para posteriormente ser ultimado a punta de lanza.
Nota: Existe un muy bien documentado libro genealógico llamado The Byrne and The O'Byrnes escrito en inglés por Daniel Byrne-Rothwell, pero lamentablemente no hay ninguna referencia a los miembros de esa familia que llegaron a las costas sudamericanas.
Adolfo Byrne Larenas nació en la provincia de Concepción en 1818 y era nieto del teniente coronel chileno Enrique Larenas y Soto Aguilar, quien perdió la vida a fines de 1820 durante la llamada Guerra a Muerte (*). Existen indicios que permiten suponer que el primer Byrne que llegó a Sudamérica lo hizo con la intención de unirse a los ejércitos patriotas de liberación y aparentemente en Chile desarrolló una estrecha relación con el teniente coronel Larenas. Incluso, contrajo matrimonio con su hija Francisca Javiera Larenas y Alvarez Rubio. De esa unión nació Adolfo Byrne Larenas.
Sin embargo, la información relacionada a ese primer Byrne es minúscula y confusa. Su hijo Adolfo le atribuyó como nombre Juan, aunque también hay quienes señalan que su nombre real fue Federico. Referencias al apellido Byrne en Chile casi no existen. Incluso es posible que en un principio el apellido se haya modificado o se haya escrito incorrectamente (en Perú es común encontrarlo como Birne). El misterio se acentúa porque Francisca Javiera Larenas se casó por segunda vez en 1827, es decir, cuando su hijo Adolfo Byrne tenía 9 años de edad. Es probable que en ese momento haya sido viuda.
El segundo esposo de Javiera Larenas fue Juan Agustín Castellón Binimelis, una prominente figura en la Concepción de aquella época. El matrimonio tuvo seis hijos: Wenceslao, Lisandra, Amalia, Carlos, Camilo y Juan Castellón Larenas (los tres últimos participaron activamente en la fundación de organizaciones como el Club Concepción, Diario EL SUR, el Teatro Municipal de Concepción, el Liceo de Hombres y el Partido Radical).
Es evidente que la familia Castellón Larenas ocupó un papel preponderante en la vida económica, política y social de Concepción. Lo curioso es que Adolfo Byrne, el primer hijo de Francisca Javiera Larenas, no parece haber gozado de las mismas oportunidades que tuvieron sus medio hermanos y toda pista o información relacionada a su padre parece haberse esfumado. Siendo todavía soltero, Adolfo Byrne Larenas llegó al Perú por razones que no se conocen con exactitud. En Lima contrajo matrimonio con María Natividad Cisneros y la pareja tuvo seis hijos de acuerdo a las partidas de bautizo encontradas en Lima (Berenice, María Francisca del Carmen, María Adriana, María Haydee, Néstor José y Guillermo). Sin embargo, no se descarta que en realidad hayan tenido un número mayor de descendientes.
Adolfo Byrne trabajó en la facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales del colegio o convictorio de San Carlos. Fue profesor del curso llamado "Recaudador y Tenedor de Libros" que era muy importante para las labores comerciales de aquellos tiempos.
Su hijo Guillermo Byrne Cisneros, cuyo nacimiento se presume que ocurrió en 1842, siguió la carrera militar y dejó una numerosa descendencia. Se casó por primera vez el 16 de abril de 1875 en la iglesia San Pedro de Tacna con la viuda Isabel Hurtado, hija de Pedro José Hurtado y Candelaria Gonzales.
Mucho tiempo después Guillermo Byrne se casaría por segunda vez a la edad de 67 años. La boda se realizó en Lima el 30 de mayo de 1911 y la novia fue Sofía Meza Pomareda, natural de Moquegua, hija de David Meza y Manuela Pomareda. A pesar de la diferencia de edad (el novio era 37 años mayor que la novia), la nueva pareja tuvo por lo menos siete hijos.
Antes del matrimonio habían nacido Violeta Angelina Byrne Meza (1906), Absalón Alejandro Byrne Meza (1907) y Alcira Florencia Byrne Meza (1910). En fecha posterior a la boda nacieron Beatriz Independencia Byrne Meza (1911), Irma Florencia Byrne Meza (1916), Félix Guillermo Byrne Meza (1918) y Nelly Paulina Byrne Meza, quien falleció a los pocos meses de nacida en 1919. Precisamente, el 1 de noviembre de ese mismo año, una severa neumonía le costó la vida a Guillermo Byrne Cisneros.
El caso de Guillermo Byrne Cisneros es curioso y sorprendente porque se le atribuye la paternidad de varias personas en diferentes lugares del Perú. Por ejemplo, Byrne Cisneros tuvo cuatro hijos naturales con Manuela D. Seminario. Ellos fueron María Antonieta Byrne, nacida en 1894; Néstor Guillermo Byrne, nacido en 1896; Manuel Alejandro Byrne, nacido en 1898; y, Rómulo Guillermo Byrne, nacido en 1899.
También Guillermo Byrne Cisneros reconoció ser el padre natural de Rafaela Byrne Rodríguez, nacida en 1915, mientras que se cree que fue el padre de María Byrne Díaz, natural de Lima, y Angélica Byrne Gómez, natural de Arequipa.
Del mismo modo, existen versiones que señalan que fue padre de Guillermo Nicolás Byrne, nacido en Chiclayo aproximadamente en 1869. La madre del pequeño fue Grimanesa Núñez del Arco y, de acuerdo a la documentación consultada, Guillermo Nicolás Byrne Núñez del Arco desarrolló una carrera como militar. Se casó con Ursula Martínez Farfán el 20 de abril de 1900 en la iglesia Santa Ana de Lima. Sin embargo, el matrimonio fue inscrito civilmente recién en 1917 a pedido de Anaís Byrne Martínez, hija de la pareja, quien presentó una solicitud especial ya que sus padres habían fallecido por ese entonces.
Continuando con la pista de los descendientes de Guillermo Byrne Cisneros nos encontramos con Uladislao Byrne. Sin embargo, en este caso, todo parece indicar que la relación entre ambos fue distinta. Tal vez fueron hermanos. En 1876 Uladislao trabajaba en la sección de departamento de las aduanas con el cargo de oficial interventor segundo y se cree que tenía un hijo: Udalislao Máximo Byrne, nacido en Lima presumiblemente en 1874 y quien aparece como testigo de nacimiento de varios de los hijos legítimos de Guillermo Byrne Cisneros.
Algunas fuentes consultadas creen que en realidad Udalislao Máximo fue hijo de Guillermo Byrne Cisneros, pero sobre esa información no existe ningún indicio concreto. En todo caso, Udalislao Máximo Byrne nunca se casó, pero tuvo varios hijos naturales. Por ejemplo, Moisés Otoniel Agustín Byrne, nacido en 1889 e hijo de Udalisdao M. y Losaira Montani. Años más tarde, en 1905, nació Juan Byrne Raggio, hijo de Uladislao M. y la italiana Marina Raggio.
Porteriormente, Uladislao Máximo desarrolló una larga relación afectiva con Rosa Astengo Poppe, quien había estado casada con Ricardo Pedreschi. Con ella tuvo tres hijos naturales a quienes reconoció al momento de inscribirlos: Evaristo Uladislao Byrne Astengo, nacido en 1910; María Angélica Byrne Astengo, nacida en 1913; y, Víctor Guillermo Byrne Astengo, nacido en 1915.
Por otra parte, también existen pruebas de la presencia en Lima de Reuben Byrne, un inglés que contrajo matrimonio con Raquel Buenaño y que tuvo una numerosa familia con la que se alejó del Perú a inicios del Siglo XX para afincarse en Estados Unidos.
Otra referencia sobre la presencia del apellido Byrne en el Perú se encuentra en libros relacionados a la explotación de polinesios en el Siglo XIX. En 1862 el irlandés Joseph Byrne obtuvo licencia del gobierno peruano para introducir al país colonos naturales de las islas del Sudoeste del Pacífico por un periodo de 5 años. El objetivo era que los colonos se dedicaran a labores agrícolas y domésticas a cambio de un salario. Byrne era un aventurero que había vivido en muchos países realizando diferentes trabajos sin mucho éxito. Por ejemplo, había tentado fortuna en los campos de oro de Australia y en Nueva Caledonia.
Cuando obtuvo la licencia del gobierno peruano, Byrne fletó casi inmediatamente la barcaza "Adelante" y partió del puerto del Callao en junio de 1862. Su primera parada fue Tongareva, en las Islas Cook, donde encontró que los nativos polinesios se encontraban severamente afectados por la carencia de alimentos, ya que una enfermedad había atacado principalmente a los árboles de coco.
Byrne no tuvo muchos problemas para convencer a los nativos de ir a trabajar a una isla cercana a cambio de una buena remuneración. Al final, 215 nativos aceptaron la oferta de Byrne, quien en lugar de trasladarlos a una isla cercana terminó llevándolos al puerto del Callao, donde, literalmente, los remató como esclavos por 200 y 300 pesos de la época (el precio dependía de la edad y sexo del colono).
El negocio fue tan rentable que muchos otros aventureros decidieron ir en busca de colonos a las islas de Oceanía. Sin embargo, la protesta de Francia y la reacción del gobierno peruano hicieron que las licencias para introducir colonos polinesios al Perú quedaran revocadas indefectiblemente en abril de 1863. Un alto porcentaje de colonos, que ya habían llegando al país en precarias condiciones de salud, murieron en los campos agrícolas.
Una nueva referencia al apellido Byrne en el Perú se encuentra ya entrado el Siglo XX cuando Joseph Byrne Lockey, miembro de la misión educacional norteamericana, asumió en 1910 el cargo de inspector de instrucción en Lima y Callao. Su legado han sido varias publicaciones donde desarrolla el concepto de panamericanismo.
Por otra parte, también es posible encontrar el apellido Byrne en Argentina, país al que los esposos irlandeses John Byrne y Julia Allen llegaron a mediados del Siglo XIX junto a sus seis hijos. En la actualidad existen muchos Byrne en Argentina y todos pertenecen a la misma rama familiar.
En Colombia, el apellido se encuentra como Byrne ú O'Byrne. Pero, en ambos casos, la rama se inició a partir del próspero mercader Frederick William Byrne, quien en 1850 era cónsul del Perú en Bogotá. Este dato es extraño porque no existe ningún indicio de que haya establecido vínculos comerciales con nuestro país o que haya tenido una estancia prolongada en el Perú. En cambio, sobre Byrne se encuentra amplia información en Panamá, donde desarrolló importantes negocios e incluso llegó a comprar la isla Pedro González. Por supuesto, los nombres de pila de Byrne fueron castellanizados en América Latina y se le conoció como Federico Guillermo. Finalmente, también hay presencia del apellido Byrne en Cuba, Puerto Rico y México.
(*) Enrique Larenas estuvo entre los patriotas sitiados en Talcahuano por las fuerzas realistas al mando de Benavides. Desprovistos de víveres y con ínfimas posibilidades de resistir mucho tiempo más el asedio realista, Larenas y los patriotas decidieron hacer frente al ejército enemigo. Cuando estaban tomando posiciones de combate, el caballo de Larenas se desbocó avalanzándose sobre las líneas enemigas. El teniente coronel no lo pudo controlar porque sus precarias riendas eran de lana y fue reducido de un pistoletazo para posteriormente ser ultimado a punta de lanza.
Nota: Existe un muy bien documentado libro genealógico llamado The Byrne and The O'Byrnes escrito en inglés por Daniel Byrne-Rothwell, pero lamentablemente no hay ninguna referencia a los miembros de esa familia que llegaron a las costas sudamericanas.
lunes, 29 de marzo de 2010
Raíces irlandesas, influencia alemana
Con el objetivo de cerrar esta extensa historia respecto a los hermanos John y Alexander Blacker Thierry, nos remontaremos ahora a los orígenes de su familia.
Tanto John como Alexander fueron hijos del comerciante Alexander Blacker Burrows (nacido en Hamburgo, Alemania, el 17 de agosto de 1789) y de Jane Susan Marie Thierry Borkenstein (nacida en Hannover, Alemania, el 17 de mayo de 1795). (*)
La pareja contrajo matrimonio en la localidad alemana de Schleswig-Holstein el 23 de octubre de 1820 y poco tiempo después se trasladó a Inglaterra, específicamente a Gloucestershire, donde Blacker Burrows se dedicó al comercio de lana y donde nacieron sus tres primeros hijos: John Blacker Thierry (el 25 de febrero de 1822), Susan Blacker Thierry (el 19 de febrero de 1824) y Alexander Blacker Thierry (el 7 de abril de 1825). Posteriormente, la familia se mudó a otra ciudad inglesa, Brixton, donde nacieron Louis Blacker Thierry (el 17 de octubre de 1827) y Richard Blacker Thierry (el 26 de setiembre de 1829).
Esta rama de la familia Blacker tuvo origen irlandés, pero estuvo asentada en Alemania por muchos años. En el siglo XIX, Louis Blacker Thierry elaboró con su puño y letra un árbol genealógico de la familia (ver foto). Este documento se inicia citando el nombre de Marmaduke Blacker, quien nació alrededor de 1664 en Irlanda, probablemente en Limerick, una pequeña pero histórica ciudad medieval situada en la costa oeste irlandesa, muy cerca del río Shannon.
Es probable que Marmaduke Blacker haya nacido poco tiempo después de que Irlanda cayera bajo el poder del famoso político y militar inglés Oliver Cromwell. Se sabe que Marmaduke Blacker tuvo por lo menos dos hijos: William Blacker, nacido en Irlanda en 1686, y Eleanor Blacker, nacida también en Irlanda en año desconocido.
A inicios del Siglo XVIII, en 1705, cuando tenía 19 años, William Blacker dejó Irlanda y se trasladó a Inglaterra, donde conoció y contrajo matrimonio con Mip Reafearn, quien era natural de la localidad de Woodsome Mill, ubicada cerca de Hudders Fields Yorks. El matrimonio Blacker-Reafearn tuvo tres hijos: Thomas, John y William.
De los tres, John Blacker Reafearn, de acuerdo a lo que aparece escrito en el árbol genealógico de la familia, se convirtió en un hombre muy exitoso en el plano económico y social. El nació el 20 de agosto de 1729 en Finney Bridge, localidad correspondiente a la parroquia de Kirkheaton, en West Riding, condado de York, Inglaterra.
Alrededor de 1750, cuando tenía 21 años, viajó a Hamburgo, ciudad portuaria alemana que en ese momento era considerada el centro comercial más importante de Europa. En ese momento, en Hamburgo, ya existía la “sociedad de los comerciantes aventureros”, una organización conocida también como la British Factory que estaba formada por mercaderes ingleses que, bajo el amparo de la monarquía británica, había conseguido grandes concesiones de las autoridades alemanas para tener el monopolio de la comercialización de ciertos productos, principalmente ropa hecha de lana.
La “sociedad de los comerciantes aventureros” tenía su propio local, se regía bajo las leyes británicas sin que las autoridades alemanas pudieran intervenir en sus asuntos internos e incluso contaban con una parroquia, donde se celebraban ceremonias protestantes en inglés, lo que usualmente provocaba las quejas de la iglesia luterana alemana.
Desde aproximadamente 1780 John Blacker Reafearn llegó a convertirse en “Court Master” de la sociedad; es decir, en el funcionario de más alto rango. En ese entonces él ya había fundado la firma “The House of Blacker” en sociedad con sus dos cuñados: Thomas y John Cock. La compañía fue un éxito. Thomas se retiró de la firma con una utilidad de 40 mil libras esterlinas y se estableció en Londres, mientras que John Cock se retiró con 50 mil libras esterlinas y permaneció viviendo en Hamburgo.
Cuando los hermanos Cock decidieron retirarse de la firma, un sobrino de John Blacker Reafearn llamado Joseph Blacker, junto a sus dos hijos mayores (John y Thomas), se convirtieron en socios de la compañía y alcanzaron también altas posiciones en la “sociedad de los comerciantes aventureros”.
John Blacker Reafearn murió el 16 de marzo de 1798 dejando una fortuna estimada en un millón 600 mil libras. En el árbol genealógico de la familia Blacker se consignan datos respecto a sus herederos y a la ubicación de su casa comercial en Hamburgo, pero la dirección está escrita en alemán y con letra indescifrable.
En el aspecto personal John Blacker Reafearn se casó con Sarah Cock, natural de Harrington, Lancash, y tuvo ocho hijos: Charles, Thomas, Jane, Lucy, John, Frances, Sarah y Ann.
John Blacker Cock nació en Hamburgo el 28 de junio de 1763 y se casó en la misma ciudad cuando tenía 23 años. Su esposa, Elizabeth Burrows, también era natural de Hamburgo, aunque su familia era de origen inglés. La pareja tuvo seis hijos: John, Edward, Elizabeth, Henry, Frederick y Alexander Blacker Burrows.
Se sospecha que la familia sufrió en carne propia lo que fue la abrupta disolución de la sociedad inglesa de los comerciantes aventureros. En noviembre de 1806 las tropas francesas de Napoleón tomaron el control del puerto de Hamburgo y detuvieron a todos los comerciantes ingleses, quienes fueron declarados prisioneros de guerra. Así, bajo la presión militar francesa, se llegó a un acuerdo para disolver definitivamente la “sociedad de comerciantes aventureros” en 1808. Joseph Blacker fue el último “Court Master”.
Esta situación afectó significativamente los intereses ingleses en la región, pero John Blacker Cock, su esposa Elizabeth Burrows y sus hijos permanecieron viviendo en Hamburgo. Años más tarde, uno de sus seis hijos, Alexander Blacker Burrows, decidió dejar Alemania y trasladarse a Inglaterra, donde se convertiría en el padre de los hermanos Blacker, aquellos quienes a mediados del Siglo XIX llegaron al Perú como comerciantes en busca de fortuna, seguramente inspirados por el enorme éxito que alguna vez alcanzó su bisabuelo John Blacker Reafearn.
Foto: Primera página del árbol genealógico de la familia Blacker. El documento fue escrito por Louis Blacker Thierry en el Siglo XIX. (Cortesía Dr. John Blacker)
(*) Jane Susan Marie Thierry Borkenstein (en varios documentos alemanes el apellido aparece escrito como Borckenstein) fue hija de Carl Ludwig Thierry y Dorothea Amalia Borkenstein, quienes se casaron en Hamburgo el 31 de mayo de 1791. Carl Ludwig Thierry, quien entre ingleses decía llamarse Charles Louis, fue un activo comerciante de vino y pequeños productos, además de socio de la firma Thierry Borkenstein & Co de Hamburgo. Sus padres fueron Andre Thierry y Lucie -Catherina Schmalen, y nació en Hannover el 28 de julio de 1766. Además de Jane Marie Susan (o Susette en alemán), el matrimonio tuvo otros dos hijos: Johann Ludwig (John Louis) Thierry Borkenstein y Johann Adolph Thierry Borkenstein.
Tanto John como Alexander fueron hijos del comerciante Alexander Blacker Burrows (nacido en Hamburgo, Alemania, el 17 de agosto de 1789) y de Jane Susan Marie Thierry Borkenstein (nacida en Hannover, Alemania, el 17 de mayo de 1795). (*)
La pareja contrajo matrimonio en la localidad alemana de Schleswig-Holstein el 23 de octubre de 1820 y poco tiempo después se trasladó a Inglaterra, específicamente a Gloucestershire, donde Blacker Burrows se dedicó al comercio de lana y donde nacieron sus tres primeros hijos: John Blacker Thierry (el 25 de febrero de 1822), Susan Blacker Thierry (el 19 de febrero de 1824) y Alexander Blacker Thierry (el 7 de abril de 1825). Posteriormente, la familia se mudó a otra ciudad inglesa, Brixton, donde nacieron Louis Blacker Thierry (el 17 de octubre de 1827) y Richard Blacker Thierry (el 26 de setiembre de 1829).
Esta rama de la familia Blacker tuvo origen irlandés, pero estuvo asentada en Alemania por muchos años. En el siglo XIX, Louis Blacker Thierry elaboró con su puño y letra un árbol genealógico de la familia (ver foto). Este documento se inicia citando el nombre de Marmaduke Blacker, quien nació alrededor de 1664 en Irlanda, probablemente en Limerick, una pequeña pero histórica ciudad medieval situada en la costa oeste irlandesa, muy cerca del río Shannon.
Es probable que Marmaduke Blacker haya nacido poco tiempo después de que Irlanda cayera bajo el poder del famoso político y militar inglés Oliver Cromwell. Se sabe que Marmaduke Blacker tuvo por lo menos dos hijos: William Blacker, nacido en Irlanda en 1686, y Eleanor Blacker, nacida también en Irlanda en año desconocido.
A inicios del Siglo XVIII, en 1705, cuando tenía 19 años, William Blacker dejó Irlanda y se trasladó a Inglaterra, donde conoció y contrajo matrimonio con Mip Reafearn, quien era natural de la localidad de Woodsome Mill, ubicada cerca de Hudders Fields Yorks. El matrimonio Blacker-Reafearn tuvo tres hijos: Thomas, John y William.
De los tres, John Blacker Reafearn, de acuerdo a lo que aparece escrito en el árbol genealógico de la familia, se convirtió en un hombre muy exitoso en el plano económico y social. El nació el 20 de agosto de 1729 en Finney Bridge, localidad correspondiente a la parroquia de Kirkheaton, en West Riding, condado de York, Inglaterra.
Alrededor de 1750, cuando tenía 21 años, viajó a Hamburgo, ciudad portuaria alemana que en ese momento era considerada el centro comercial más importante de Europa. En ese momento, en Hamburgo, ya existía la “sociedad de los comerciantes aventureros”, una organización conocida también como la British Factory que estaba formada por mercaderes ingleses que, bajo el amparo de la monarquía británica, había conseguido grandes concesiones de las autoridades alemanas para tener el monopolio de la comercialización de ciertos productos, principalmente ropa hecha de lana.
La “sociedad de los comerciantes aventureros” tenía su propio local, se regía bajo las leyes británicas sin que las autoridades alemanas pudieran intervenir en sus asuntos internos e incluso contaban con una parroquia, donde se celebraban ceremonias protestantes en inglés, lo que usualmente provocaba las quejas de la iglesia luterana alemana.
Desde aproximadamente 1780 John Blacker Reafearn llegó a convertirse en “Court Master” de la sociedad; es decir, en el funcionario de más alto rango. En ese entonces él ya había fundado la firma “The House of Blacker” en sociedad con sus dos cuñados: Thomas y John Cock. La compañía fue un éxito. Thomas se retiró de la firma con una utilidad de 40 mil libras esterlinas y se estableció en Londres, mientras que John Cock se retiró con 50 mil libras esterlinas y permaneció viviendo en Hamburgo.
Cuando los hermanos Cock decidieron retirarse de la firma, un sobrino de John Blacker Reafearn llamado Joseph Blacker, junto a sus dos hijos mayores (John y Thomas), se convirtieron en socios de la compañía y alcanzaron también altas posiciones en la “sociedad de los comerciantes aventureros”.
John Blacker Reafearn murió el 16 de marzo de 1798 dejando una fortuna estimada en un millón 600 mil libras. En el árbol genealógico de la familia Blacker se consignan datos respecto a sus herederos y a la ubicación de su casa comercial en Hamburgo, pero la dirección está escrita en alemán y con letra indescifrable.
En el aspecto personal John Blacker Reafearn se casó con Sarah Cock, natural de Harrington, Lancash, y tuvo ocho hijos: Charles, Thomas, Jane, Lucy, John, Frances, Sarah y Ann.
John Blacker Cock nació en Hamburgo el 28 de junio de 1763 y se casó en la misma ciudad cuando tenía 23 años. Su esposa, Elizabeth Burrows, también era natural de Hamburgo, aunque su familia era de origen inglés. La pareja tuvo seis hijos: John, Edward, Elizabeth, Henry, Frederick y Alexander Blacker Burrows.
Se sospecha que la familia sufrió en carne propia lo que fue la abrupta disolución de la sociedad inglesa de los comerciantes aventureros. En noviembre de 1806 las tropas francesas de Napoleón tomaron el control del puerto de Hamburgo y detuvieron a todos los comerciantes ingleses, quienes fueron declarados prisioneros de guerra. Así, bajo la presión militar francesa, se llegó a un acuerdo para disolver definitivamente la “sociedad de comerciantes aventureros” en 1808. Joseph Blacker fue el último “Court Master”.
Esta situación afectó significativamente los intereses ingleses en la región, pero John Blacker Cock, su esposa Elizabeth Burrows y sus hijos permanecieron viviendo en Hamburgo. Años más tarde, uno de sus seis hijos, Alexander Blacker Burrows, decidió dejar Alemania y trasladarse a Inglaterra, donde se convertiría en el padre de los hermanos Blacker, aquellos quienes a mediados del Siglo XIX llegaron al Perú como comerciantes en busca de fortuna, seguramente inspirados por el enorme éxito que alguna vez alcanzó su bisabuelo John Blacker Reafearn.
Foto: Primera página del árbol genealógico de la familia Blacker. El documento fue escrito por Louis Blacker Thierry en el Siglo XIX. (Cortesía Dr. John Blacker)
(*) Jane Susan Marie Thierry Borkenstein (en varios documentos alemanes el apellido aparece escrito como Borckenstein) fue hija de Carl Ludwig Thierry y Dorothea Amalia Borkenstein, quienes se casaron en Hamburgo el 31 de mayo de 1791. Carl Ludwig Thierry, quien entre ingleses decía llamarse Charles Louis, fue un activo comerciante de vino y pequeños productos, además de socio de la firma Thierry Borkenstein & Co de Hamburgo. Sus padres fueron Andre Thierry y Lucie -Catherina Schmalen, y nació en Hannover el 28 de julio de 1766. Además de Jane Marie Susan (o Susette en alemán), el matrimonio tuvo otros dos hijos: Johann Ludwig (John Louis) Thierry Borkenstein y Johann Adolph Thierry Borkenstein.
domingo, 7 de febrero de 2010
Las nietas de Alexander Blacker
Tras la pérdida del rastro de Juan Clímaco Carlos Eduardo Blacker Raygada, los únicos familiares directos del comerciante inglés Alexander Blacker Thierry que permanecieron viviendo en el Perú fueron sus nietas María Luisa y Elisa Blacker Higginson.
Cuando ambas eran todavía unas niñas, su madre, María Luisa Higginson Carreño, viuda de Alejandro Carlos Blacker Higginson, se casó en segundas nupcias con Richard Paul Delano Dartnell Checkley (*), natural de Irlanda y quien curiosamente había sido testigo de soltería en su primer matrimonio con Blacker.
Después de la muerte de Alexander Blacker Thierry y conocido su testamento, Richard Dartnell y María Luisa Higginson Carreño entregaron un poder general a Francisco P. López para que los represente en Paita y para que realice todas las acciones destinadas a salvaguardar los intereses de las nietas del finado Blacker Thierry.
En 1907, diez años después de este episodio, la nieta mayor de Alexander Blacker, María Luisa Blacker Higginson, contrajo matrimonio con Felipe Manuel Joseph Chávez Dartnell, natural de París, Francia, y hermano del famoso aviador peruano Jorge Chávez Dartnell. Sus padres fueron Manuel Gaspar Chávez Moreira y María Rosa Isabel Ramona Dartnell Guisse. Muy pronto el matrimonio tuvo un hijo, Felipe Manuel Chávez Blacker. Tiempo después, María Luisa Blacker Higginson, a quien se le conocía familiarmente como Lily, se mudó a París con su esposo y murió en la capital francesa en 1943.
Respecto a la nieta menor de Alexander Blacker, Elisa Blacker Higginson, ella contrajo matrimonio en Chorrillos el 17 de mayo de 1914 con Daniel Adolfo de Menchaca Figari, hijo del español Gabino de Menchaca Manene y Carolina Eustaquia Figari Rosas. La pareja tuvo una hija, María Luisa de Menchaca Blacker, nacida en 1916 y quien se casó en 1939 con Gustavo Adolfo Aspíllaga Anderson.
Foto: María Luisa Blacker Higginson, nieta de Alexander Blacker Thierry, atendiendo a su hijo Felipe Manuel Chávez Blacker. Archivo Courret.
(*) Richard Paul Delano Dartnell Checkley fue conocido en Lima como Ricardo Dartnell. Nació en Irlanda el 12 de setiembre de 1848 y fue hijo de Richard Dartnell y Helena Monsell Checkley, quienes también vivieron en el Perú por varios años y cuya historia merece ser conocida. Richard y Helena decidieron dejar Irlanda porque dos hermanos de Richard (Russell y William) estaban establecidos en Sudamérica. La pareja arribó a las costas sudamericanas aproximadamente en 1845 dejando siete hijos en Irlanda al cuidado de las hermanas de Helena, Rachel y Fanny Checkley. Después de algunos años de residencia en Sudamérica, Helena regresó a Irlanda llevando a una nueva hija, Emmeline, y estando embarazada de Richard (el futuro esposo de María Luisa Higginson Carreño). Helena dio a luz en Irlanda y posteriormente volvió al Perú con toda su familia. Ella y sus hijos se trasladaron primero a Liverpool, donde abordaron "The Countess of Sefton" el 9 de mayo de 1850. El barco llegó al Callao el 15 de agosto del mismo año.
Cuando ambas eran todavía unas niñas, su madre, María Luisa Higginson Carreño, viuda de Alejandro Carlos Blacker Higginson, se casó en segundas nupcias con Richard Paul Delano Dartnell Checkley (*), natural de Irlanda y quien curiosamente había sido testigo de soltería en su primer matrimonio con Blacker.
Después de la muerte de Alexander Blacker Thierry y conocido su testamento, Richard Dartnell y María Luisa Higginson Carreño entregaron un poder general a Francisco P. López para que los represente en Paita y para que realice todas las acciones destinadas a salvaguardar los intereses de las nietas del finado Blacker Thierry.
En 1907, diez años después de este episodio, la nieta mayor de Alexander Blacker, María Luisa Blacker Higginson, contrajo matrimonio con Felipe Manuel Joseph Chávez Dartnell, natural de París, Francia, y hermano del famoso aviador peruano Jorge Chávez Dartnell. Sus padres fueron Manuel Gaspar Chávez Moreira y María Rosa Isabel Ramona Dartnell Guisse. Muy pronto el matrimonio tuvo un hijo, Felipe Manuel Chávez Blacker. Tiempo después, María Luisa Blacker Higginson, a quien se le conocía familiarmente como Lily, se mudó a París con su esposo y murió en la capital francesa en 1943.
Respecto a la nieta menor de Alexander Blacker, Elisa Blacker Higginson, ella contrajo matrimonio en Chorrillos el 17 de mayo de 1914 con Daniel Adolfo de Menchaca Figari, hijo del español Gabino de Menchaca Manene y Carolina Eustaquia Figari Rosas. La pareja tuvo una hija, María Luisa de Menchaca Blacker, nacida en 1916 y quien se casó en 1939 con Gustavo Adolfo Aspíllaga Anderson.
Foto: María Luisa Blacker Higginson, nieta de Alexander Blacker Thierry, atendiendo a su hijo Felipe Manuel Chávez Blacker. Archivo Courret.
(*) Richard Paul Delano Dartnell Checkley fue conocido en Lima como Ricardo Dartnell. Nació en Irlanda el 12 de setiembre de 1848 y fue hijo de Richard Dartnell y Helena Monsell Checkley, quienes también vivieron en el Perú por varios años y cuya historia merece ser conocida. Richard y Helena decidieron dejar Irlanda porque dos hermanos de Richard (Russell y William) estaban establecidos en Sudamérica. La pareja arribó a las costas sudamericanas aproximadamente en 1845 dejando siete hijos en Irlanda al cuidado de las hermanas de Helena, Rachel y Fanny Checkley. Después de algunos años de residencia en Sudamérica, Helena regresó a Irlanda llevando a una nueva hija, Emmeline, y estando embarazada de Richard (el futuro esposo de María Luisa Higginson Carreño). Helena dio a luz en Irlanda y posteriormente volvió al Perú con toda su familia. Ella y sus hijos se trasladaron primero a Liverpool, donde abordaron "The Countess of Sefton" el 9 de mayo de 1850. El barco llegó al Callao el 15 de agosto del mismo año.
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