lunes, 23 de febrero de 2009

El deceso de Gavina

El mismo año de la muerte de Manuel Augusto Blacker León se produjo el deceso de su abuela Gavina Martel Reyes. A la edad de 91 años, Gavina dejó de existir en su casa de la calle Ilave el 17 de agosto de 1926. Su defunción fue inscrita por su nieto Carlos Blacker León, quien se declaró “propietario” y “casado”. Esta vez Carlos no hizo ninguna referencia al apellido Alzamora y consignó el nombre de su abuela e, incluso, el de sus bisabuelos: José Dolores Martel y Gertrudis Reyes.

Asimismo, Carlos inscribió a su abuela como viuda de Juan Blacker y añadió que ella era natural de Londres. Sin embargo, este último dato es una errata que se corrige en el mismo documento, consignándose que en lugar de “Londres” se debe escribir “Lima”. Los restos de Gavina Martel Reyes reposan actualmente en el cementerio Presbítero Matías Maestro y la inscripción de su lápida dice “Gavina Vda. de Blacker”.

A las 4 de la tarde del 28 de abril de 1924, dos años antes de su muerte, Gavina Martel testó ante el notario público Francisco Flores Chinarro en su casa de la calle Ilave. Los testigos testamentarios fueron José Figallo, Antonio E. Rocca y Emilio Anselmi, los tres de raíces italianas. Según el documento, Gavina estaba enferma y postrada en cama, pero en pleno ejercicio de sus facultades intelectuales.

Lo que queda claro al revisar el testamento es que Gavina sembró pistas contradictorias sobre su relación con John Blacker hasta los últimos días de su vida. En presencia del notario y los tres testigos, ella declaró que fue “casada con Carlos Blacker” y no hizo ninguna referencia al primer nombre del comerciante inglés al que conoció en Lima a inicios de la década de 1850.

Asimismo, Gavina consigna haber tenido dos hijos: Manuela Blacker de Monteverde y Leoncio Blacker, quien había muerto en 1909. Ella no menciona a sus hijas Aurelia y Natalia, fallecidas sin descendencia, y tampoco hace referencia a su hijo mayor, José Páramo, caído durante la guerra con Chile.

Respecto a este último caso, a lo largo de la investigación no se ha encontrado ninguna información que revele el nombre del padre del primer hijo de Gavina Martel. Aparentemente, José Páramo nunca fue bautizado y tampoco se han hallado rastros de él en los censos de 1860 y 1866. En un primer momento se dudó incluso de su filiación materna, pero existen tres sólidas evidencias que demuestran que fue hijo de Gavina Martel. La primera es una fotografía fechada en septiembre de 1875 en la que José Páramo aparece vestido con uniforme militar. En el reverso de esa fotografía, él escribe la siguiente dedicatoria: “un recuerdo de cariño a mi madre doña Gavina Alzamora de su hijo”. Esta imagen perteneció a Gavina Martel y lleva la firma de “José Z. Páramo”.

La segunda evidencia es la dedicatoria que escribió Leoncio Blacker desde Piura, también en 1875, citando “a sus hermanos José, Manonga y Aurelia”. La tercera evidencia, la más sólida, es la resolución ministerial que otorga a Gavina Martel una pensión por la muerte de su hijo José Páramo en la Batalla de Miraflores. No existen más pistas sobre José Páramo, aunque se sospecha que su segundo nombre fue Zacarías y que fue padre de una niña llamada Emma María Ester Páramo, bautizada en la iglesia de Santa Ana en julio de 1879. La madre de la infante fue Mercedes Quea.

Volviendo al testamento de Gavina Martel, ella declaró como su único bien la finca de la calle Ilave 118 y nombró como sus herederos a su hija Manuela y a sus nietos Alejandro, Carlos, Emilio, Manuel, Mercedes, Elisa, Aurelia, Carmen y Teresa Blacker León, así como a su nieto natural Leoncio Blacker Mascaro. Gavina no menciona a sus nietas fallecidas Luz Amelia Jennie Blacker León y Delia Victoria Blacker Mascaro (ambas murieron solteras y no dejaron descendencia).

En el testamento Gavina indica que fue propietaria de inmuebles en Chorrillos que posteriormente fueron vendidos, sin precisar fecha, a su yerno Juan Monteverde. Asimismo, Gavina manifiesta textualmente: “En honor a la verdad, debo hacer la siguiente declaración: cuando mi hija Manuela compró diversas propiedades en el pueblo de la Magdalena del Mar, manifestó mi citada hija en la escritura de compra que dichas adquisiciones las hacía... con dinero que (yo) le había entregado. Rectificando esta declaración manifiesto que nunca he entregado dinero a mi referida hija, habiéndose efectuado esas compras con dinero exclusivo en su totalidad de mi yerno don Juan Monteverde”.

Lo que queda claro en el testamento es que Gavina Martel estaba decidida a demostrar que las numerosas propiedades de Chorrillos y Magdalena pertenecían en realidad a su yerno y no a ella. Esta versión se reforzaba porque tres villas de Magdalena llevaban los nombres “Monteverde”, “Manuelita” y “San Colombano”.

Se sabe que Gavina Martel nunca tuvo una buena relación con su nuera Emilia León y esa relación se hizo incluso más fría y distante cuando Leoncio Blacker murió en 1909. Parece claro que Gavina, a través de su testamento, trató de evitar que Emilia y sus hijos hereden importantes bienes económicos.

Esta conclusión se desprende del hecho de que los ranchos de Chorrillos y las villas de Magdalena siempre fueron considerados propiedades de Gavina. Incluso, su hijo Leoncio murió en uno de sus ranchos y Emilia con sus hijos vivieron en uno de ellos por muchos años. En total, fueron seis ranchos ubicados en la calle del Tren, hoy conocida como José Olaya.

Por otra parte, Gavina dejó 50 libras peruanas de oro “a su sobrina carnal doña Hercilia Martel” y dejó la misma cantidad de dinero para que “se digan misas en sufragio de su alma en la parroquia del Cercado”. A su nieto Leoncio Blacker Mascaro, quien vivió muchos años junto a ella, le heredó los muebles de la sala de la casa de la calle Ilave, además de un escritorio para que “lo tenga como recuerdo suyo”.

Sobre sus joyas, sus artículos de lujo y su dinero, Gavina no dejó escrita ni una sola palabra. Se presume que la mayor parte la repartió en vida entre su hija Manuela y su nieto Nemesio Leoncio, así como entre sus nietos Blacker-León.

Por otra parte, en la práctica, la última voluntad de Gavina Martel se respetó parcialmente porque poco tiempo después de su muerte se firmó un acuerdo entre Manuela Blacker de Monteverde (*) y la familia Blacker León, cuyos miembros cedían su herencia de la casa de la calle Ilave a cambio de dos ranchos en Chorrillos.

Pocos años después, el acuerdo fue desconocido por los descendientes Blacker León, quienes impugnaron el testamento, lo que generó una prolongada disputa judicial que recién se resolvió en la década de 1970.

Un detalle peculiar en la vida de Gavina Martel es que dejó escritos varios documentos que llevan su firma. Sin embargo, cada documento ha sido escrito con un tipo de letra distinto e incluso las firmas de Gavina Martel no son siempre las mismas. Además, a lo largo de su vida, pareció empeñada en ocultar los detalles de su relación con John Blacker. Es probable que por ese motivo haya usado el apellido Alzamora, al que también se hace referencia en el expediente testamentario, aunque esta vez para aclarar dudas.

Legalmente se estableció que Gavina Martel viuda de Blacker y Gavina Alzamora viuda de Blacker eran la misma persona, aunque el expediente en el que se hace la explicación completa del caso está extraviado.

Foto: Aviso de defunción de Gavina Martel publicado en el diario El Comercio.

(*) Manuela Blacker de Monteverde murió en Lima el 2 de agosto de 1931 a los 76 años de edad. Su esposo, el comerciante italiano Juan Monteverde, murió el 10 de junio de 1944 a los 88 años en su casa de la avenida Pardo 522, en el distrito de Miraflores. La pareja no tuvo hijos y sus propiedades fueron heredadas por los hijos de Leoncio Blacker Martel y Emilia León.