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viernes, 9 de julio de 2010

Byrne en Perú

Atendiendo al pedido de una lectora que solicita información sobre el apellido Byrne en Arequipa, publicaré a continuación un post temporal con algunos datos que pueden ser interesantes para su investigación. El apellido Byrne ú O'Byrne es de origen irlandés. Sin embargo, el primer Byrne que llegó al Perú no lo hizo procedente de Europa, sino de Chile.

Adolfo Byrne Larenas nació en la provincia de Concepción en 1818 y era nieto del teniente coronel chileno Enrique Larenas y Soto Aguilar, quien perdió la vida a fines de 1820 durante la llamada Guerra a Muerte (*). Existen indicios que permiten suponer que el primer Byrne que llegó a Sudamérica lo hizo con la intención de unirse a los ejércitos patriotas de liberación y aparentemente en Chile desarrolló una estrecha relación con el teniente coronel Larenas. Incluso, contrajo matrimonio con su hija Francisca Javiera Larenas y Alvarez Rubio. De esa unión nació Adolfo Byrne Larenas.

Sin embargo, la información relacionada a ese primer Byrne es minúscula y confusa. Su hijo Adolfo le atribuyó como nombre Juan, aunque también hay quienes señalan que su nombre real fue Federico. Referencias al apellido Byrne en Chile casi no existen. Incluso es posible que en un principio el apellido se haya modificado o se haya escrito incorrectamente (en Perú es común encontrarlo como Birne). El misterio se acentúa porque Francisca Javiera Larenas se casó por segunda vez en 1827, es decir, cuando su hijo Adolfo Byrne tenía 9 años de edad. Es probable que en ese momento haya sido viuda.

El segundo esposo de Javiera Larenas fue Juan Agustín Castellón Binimelis, una prominente figura en la Concepción de aquella época. El matrimonio tuvo seis hijos: Wenceslao, Lisandra, Amalia, Carlos, Camilo y Juan Castellón Larenas (los tres últimos participaron activamente en la fundación de organizaciones como el Club Concepción, Diario EL SUR, el Teatro Municipal de Concepción, el Liceo de Hombres y el Partido Radical).

Es evidente que la familia Castellón Larenas ocupó un papel preponderante en la vida económica, política y social de Concepción. Lo curioso es que Adolfo Byrne, el primer hijo de Francisca Javiera Larenas, no parece haber gozado de las mismas oportunidades que tuvieron sus medio hermanos y toda pista o información relacionada a su padre parece haberse esfumado. Siendo todavía soltero, Adolfo Byrne Larenas llegó al Perú por razones que no se conocen con exactitud. En Lima contrajo matrimonio con María Natividad Cisneros y la pareja tuvo seis hijos de acuerdo a las partidas de bautizo encontradas en Lima (Berenice, María Francisca del Carmen, María Adriana, María Haydee, Néstor José y Guillermo). Sin embargo, no se descarta que en realidad hayan tenido un número mayor de descendientes.

Adolfo Byrne trabajó en la facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales del colegio o convictorio de San Carlos. Fue profesor del curso llamado "Recaudador y Tenedor de Libros" que era muy importante para las labores comerciales de aquellos tiempos.

Su hijo Guillermo Byrne Cisneros, cuyo nacimiento se presume que ocurrió en 1842, siguió la carrera militar y dejó una numerosa descendencia. Se casó por primera vez el 16 de abril de 1875 en la iglesia San Pedro de Tacna con la viuda Isabel Hurtado, hija de Pedro José Hurtado y Candelaria Gonzales.

Mucho tiempo después Guillermo Byrne se casaría por segunda vez a la edad de 67 años. La boda se realizó en Lima el 30 de mayo de 1911 y la novia fue Sofía Meza Pomareda, natural de Moquegua, hija de David Meza y Manuela Pomareda. A pesar de la diferencia de edad (el novio era 37 años mayor que la novia), la nueva pareja tuvo por lo menos siete hijos.

Antes del matrimonio habían nacido Violeta Angelina Byrne Meza (1906), Absalón Alejandro Byrne Meza (1907) y Alcira Florencia Byrne Meza (1910). En fecha posterior a la boda nacieron Beatriz Independencia Byrne Meza (1911), Irma Florencia Byrne Meza (1916), Félix Guillermo Byrne Meza (1918) y Nelly Paulina Byrne Meza, quien falleció a los pocos meses de nacida en 1919. Precisamente, el 1 de noviembre de ese mismo año, una severa neumonía le costó la vida a Guillermo Byrne Cisneros.

El caso de Guillermo Byrne Cisneros es curioso y sorprendente porque se le atribuye la paternidad de varias personas en diferentes lugares del Perú. Por ejemplo, Byrne Cisneros tuvo cuatro hijos naturales con Manuela D. Seminario. Ellos fueron María Antonieta Byrne, nacida en 1894; Néstor Guillermo Byrne, nacido en 1896; Manuel Alejandro Byrne, nacido en 1898; y, Rómulo Guillermo Byrne, nacido en 1899.

También Guillermo Byrne Cisneros reconoció ser el padre natural de Rafaela Byrne Rodríguez, nacida en 1915, mientras que se cree que fue el padre de María Byrne Díaz, natural de Lima, y Angélica Byrne Gómez, natural de Arequipa.

Del mismo modo, existen versiones que señalan que fue padre de Guillermo Nicolás Byrne, nacido en Chiclayo aproximadamente en 1869. La madre del pequeño fue Grimanesa Núñez del Arco y, de acuerdo a la documentación consultada, Guillermo Nicolás Byrne Núñez del Arco desarrolló una carrera como militar. Se casó con Ursula Martínez Farfán el 20 de abril de 1900 en la iglesia Santa Ana de Lima. Sin embargo, el matrimonio fue inscrito civilmente recién en 1917 a pedido de Anaís Byrne Martínez, hija de la pareja, quien presentó una solicitud especial ya que sus padres habían fallecido por ese entonces.

Continuando con la pista de los descendientes de Guillermo Byrne Cisneros nos encontramos con Uladislao Byrne. Sin embargo, en este caso, todo parece indicar que la relación entre ambos fue distinta. Tal vez fueron hermanos. En 1876 Uladislao trabajaba en la sección de departamento de las aduanas con el cargo de oficial interventor segundo y se cree que tenía un hijo: Udalislao Máximo Byrne, nacido en Lima presumiblemente en 1874 y quien aparece como testigo de nacimiento de varios de los hijos legítimos de Guillermo Byrne Cisneros.

Algunas fuentes consultadas creen que en realidad Udalislao Máximo fue hijo de Guillermo Byrne Cisneros, pero sobre esa información no existe ningún indicio concreto. En todo caso, Udalislao Máximo Byrne nunca se casó, pero tuvo varios hijos naturales. Por ejemplo, Moisés Otoniel Agustín Byrne, nacido en 1889 e hijo de Udalisdao M. y Losaira Montani. Años más tarde, en 1905, nació Juan Byrne Raggio, hijo de Uladislao M. y la italiana Marina Raggio.

Porteriormente, Uladislao Máximo desarrolló una larga relación afectiva con Rosa Astengo Poppe, quien había estado casada con Ricardo Pedreschi. Con ella tuvo tres hijos naturales a quienes reconoció al momento de inscribirlos: Evaristo Uladislao Byrne Astengo, nacido en 1910; María Angélica Byrne Astengo, nacida en 1913; y, Víctor Guillermo Byrne Astengo, nacido en 1915.

Por otra parte, también existen pruebas de la presencia en Lima de Reuben Byrne, un inglés que contrajo matrimonio con Raquel Buenaño y que tuvo una numerosa familia con la que se alejó del Perú a inicios del Siglo XX para afincarse en Estados Unidos.

Otra referencia sobre la presencia del apellido Byrne en el Perú se encuentra en libros relacionados a la explotación de polinesios en el Siglo XIX. En 1862 el irlandés Joseph Byrne obtuvo licencia del gobierno peruano para introducir al país colonos naturales de las islas del Sudoeste del Pacífico por un periodo de 5 años. El objetivo era que los colonos se dedicaran a labores agrícolas y domésticas a cambio de un salario. Byrne era un aventurero que había vivido en muchos países realizando diferentes trabajos sin mucho éxito. Por ejemplo, había tentado fortuna en los campos de oro de Australia y en Nueva Caledonia.

Cuando obtuvo la licencia del gobierno peruano, Byrne fletó casi inmediatamente la barcaza "Adelante" y partió del puerto del Callao en junio de 1862. Su primera parada fue Tongareva, en las Islas Cook, donde encontró que los nativos polinesios se encontraban severamente afectados por la carencia de alimentos, ya que una enfermedad había atacado principalmente a los árboles de coco.

Byrne no tuvo muchos problemas para convencer a los nativos de ir a trabajar a una isla cercana a cambio de una buena remuneración. Al final, 215 nativos aceptaron la oferta de Byrne, quien en lugar de trasladarlos a una isla cercana terminó llevándolos al puerto del Callao, donde, literalmente, los remató como esclavos por 200 y 300 pesos de la época (el precio dependía de la edad y sexo del colono).

El negocio fue tan rentable que muchos otros aventureros decidieron ir en busca de colonos a las islas de Oceanía. Sin embargo, la protesta de Francia y la reacción del gobierno peruano hicieron que las licencias para introducir colonos polinesios al Perú quedaran revocadas indefectiblemente en abril de 1863. Un alto porcentaje de colonos, que ya habían llegando al país en precarias condiciones de salud, murieron en los campos agrícolas.

Una nueva referencia al apellido Byrne en el Perú se encuentra ya entrado el Siglo XX cuando Joseph Byrne Lockey, miembro de la misión educacional norteamericana, asumió en 1910 el cargo de inspector de instrucción en Lima y Callao. Su legado han sido varias publicaciones donde desarrolla el concepto de panamericanismo.

Por otra parte, también es posible encontrar el apellido Byrne en Argentina, país al que los esposos irlandeses John Byrne y Julia Allen llegaron a mediados del Siglo XIX junto a sus seis hijos. En la actualidad existen muchos Byrne en Argentina y todos pertenecen a la misma rama familiar.

En Colombia, el apellido se encuentra como Byrne ú O'Byrne. Pero, en ambos casos, la rama se inició a partir del próspero mercader Frederick William Byrne, quien en 1850 era cónsul del Perú en Bogotá. Este dato es extraño porque no existe ningún indicio de que haya establecido vínculos comerciales con nuestro país o que haya tenido una estancia prolongada en el Perú. En cambio, sobre Byrne se encuentra amplia información en Panamá, donde desarrolló importantes negocios e incluso llegó a comprar la isla Pedro González. Por supuesto, los nombres de pila de Byrne fueron castellanizados en América Latina y se le conoció como Federico Guillermo. Finalmente, también hay presencia del apellido Byrne en Cuba, Puerto Rico y México.

(*) Enrique Larenas estuvo entre los patriotas sitiados en Talcahuano por las fuerzas realistas al mando de Benavides. Desprovistos de víveres y con ínfimas posibilidades de resistir mucho tiempo más el asedio realista, Larenas y los patriotas decidieron hacer frente al ejército enemigo. Cuando estaban tomando posiciones de combate, el caballo de Larenas se desbocó avalanzándose sobre las líneas enemigas. El teniente coronel no lo pudo controlar porque sus precarias riendas eran de lana y fue reducido de un pistoletazo para posteriormente ser ultimado a punta de lanza.

Nota: Existe un muy bien documentado libro genealógico llamado The Byrne and The O'Byrnes escrito en inglés por Daniel Byrne-Rothwell, pero lamentablemente no hay ninguna referencia a los miembros de esa familia que llegaron a las costas sudamericanas.

martes, 1 de septiembre de 2009

Segundo matrimonio y guerra

Después de su breve periodo como alcalde de Paita en 1869, Alexander Blacker Thierry se convirtió en presidente de la Beneficencia del puerto. Su gestión fue muy reconocida por los pobladores, lo que lo llevó a postular por segunda vez a la alcaldía en el año 1876. Se trató de un accidentado proceso electoral que ha sido reseñado en el libro Paita, Hombres y Huellas de Reynaldo Moya Espinosa. Cuenta el autor que Blacker resultó elegido, pero el alcalde en funciones, Abelardo Garrido, se negó a entregar el cargo con la excusa de que las elecciones habían sido impugnadas.

Blacker recibió el apoyo de los paiteños y presentó un reclamo ante el gobierno central. Del mismo modo, montó una oficina de alcaldía en un lugar diferente. Por algunos meses, Paita tuvo dos alcaldes despachando paralelamente hasta que el gobierno le dio la razón a Blacker y Abelardo Garrido no tuvo otro camino que dejar su cargo.

Según los registros de la Municipalidad de Paita, Blacker fue alcalde de 1877 a 1879. Precisamente, durante su gestión, el comerciante y vicecónsul inglés contrajo matrimonio con Mariana Raygada Días, natural de Paita, de 28 años de edad, e hija del coronel de infantería del Ejército Eugenio Raygada Gallo y María Concepción Días Espinoza. La boda se efectuó el 29 de octubre de 1877.

Un mes antes del matrimonio, el 26 de setiembre de 1877, Blacker fue bautizado en Lima con el nombre de Alejandro Cipriano. En esa partida aparecen los nombres castellanizados de sus padres (Alejandro Blacker y Susana Thierry) y se consigna que tenía 50 años, aunque en realidad bordeaba los 52. Su padrino de bautizo fue Enrique E. Higginson, la misma persona que 27 años antes había sido su ahijado. Este hallazgo permite suponer que Blacker se bautizó expresamente para contraer matrimonio católico con Mariana Raygada y siembra algunas dudas sobre su primera boda con Eliza Higginson Andrews. No obstante, es posible que esa unión se haya efectuado bajo el rito protestante.

El primer hijo de su segundo matrimonio fue Luis Blacker Raygada, quien nació el 26 de octubre de 1879 y fue bautizado el 27 de marzo de 1880. Su padrino fue su tío Charles Louis Adolphus Blacker, hermano de su padre y quien había sido cónsul inglés en Matamoros, México, por un breve periodo (había sido nominado el 16 de noviembre de 1858, asumió funciones el 13 de noviembre de 1861 y renunció al cargo el 12 de setiembre de 1863). Sin embargo, Charles Louis Adolphus Blacker, quien se hacía llamar Louis Blacker, no estuvo presente en la ceremonia y envió un poder especial a su sobrino Alejandro Carlos Blacker, quien lo representó en el bautizo. La madrina del niño fue su abuela Concepción Días.

También en 1880 la guerra con Chile provocó una movilización masiva de hombres en el norte peruano y el vicecónsul inglés Alexander Blacker fue nombrado jefe de las milicias de Paita. Poco fue lo que se pudo hacer cuando el almirante chileno Patricio Lynch se presentó en el puerto con cuatro barcos y un ejército de las tres armas el 17 de setiembre de 1880. Las autoridades locales decidieron evacuar Paita y los chilenos nombraron una Comisión Municipal Provisoria presidida por Blacker e integrada por su hijo mayor, Alejandro Carlos, y dos súbditos extranjeros: Juan R. Bobbia y Jorge Woodhouse.

Ante ellos Lynch planteó el pago de 10 mil soles de plata como contribución de guerra, pero la respuesta del pueblo fue negativa y el almirante chileno incendió el local de la gobernación y la maestranza. Luego Lynch incursionó con una columna de caballería sobre El Arenal, La Huaca y -vadeando el río- llegó hasta Tangarará. El 21 de setiembre regresó a Paita y fue entonces cuando incendió la aduana rociándola de querosene.

Al día siguiente, Alexander Blacker emitió una declaración de tres puntos, señalando que los chilenos habían respetado la propiedad particular, que los almacenes del Estado fueron abiertos en su presencia y que sólo quedaron ahí las mercaderías no reclamadas por sus dueños. Finalizó su declaración comentando que la destrucción de la aduana se efectuó cuando el vecindario se negó a pagar la contribución de guerra. Por esta declaración muchos paiteños criticaron a Blacker insinuando que fue muy condescendiente con Lynch porque ambos tenían vínculos británicos.

Posteriormente, el 11 de junio de 1881, el invasor chileno Emilio Valverde, jefe político y militar de Paita, organizó una reunión “para tratar de asuntos de alta importancia de la localidad”. Los convocados a la cita fueron el vicecónsul inglés Blacker; el vicecónsul de los Países Bajos, Carlos P. López, y los vecinos Baltazar Poblete, Manuel León y S. F. Gil.

En esa reunión se firmó un acta en la que acordaron que Valverde prestaría apoyo y protección a los habitantes, al comercio y a los intereses neutrales y del país, mientras que Blacker, López, Poblete, León y Gil se comprometían a formar una Guardia Urbana para cuidar el orden y los intereses de la ciudad. Asimismo, debían suministrar diariamente los víveres y otros artículos para sostener a las fuerzas chilenas de ocupación.

Esta comisión especial que formaba Blacker junto a otros vecinos de Paita era llamada por los chilenos "junta municipal accidental" y tenía la representación oficial de la población ante el ejército invasor. En una de sus peticiones, fechada el 16 de julio de 1881, la comisión ruega que se restablezca el tráfico por ferrocarril en la ribera del río Chira debido a la alarmante escasez de agua que estaba afectando a la población del puerto de Paita. La solicitud para restablecer el ferrocarril entre Paita y Piura fue rechazada por los chilenos, aunque el jefe político y militar Emilio Valverde se comprometió a entregar 2 mil litros de agua diarios para que sea repartida entre los civiles.


Foto: Cuando tenía 15 años Luis Blacker Raygada fue registrado por su tío Alejandro Higginson en la Municipalidad de Paita. En esa época los registros civiles empezaban a ser tan importantes como los registros de las iglesias.