Durante la investigación también se ha encontrado un documento, fechado el 28 de marzo de 1871, en el que Alexander Blacker aparece como tesorero de las obras públicas del pueblo de Colán y se compromete a responder financieramente con sus bienes al recibir una suma de 2,048 soles para refaccionar la iglesia de la localidad. Posteriormente Blacker también recibió fondos públicos para refaccionar la iglesia de Sullana y el cementerio de Paita.
Es evidente que el comerciante y vicecónsul inglés desarrolló una sólida relación con su comunidad y con el pueblo de Paita que, ante los ojos de muchos inmigrantes extranjeros, no era considerado un lugar acogedor. La mayoría de visitantes foráneos que han dejado evidencia escrita sobre su paso por Paita durante el Siglo XIX califican el pueblo como “miserable”. Solamente durante el breve apogeo de la industria ballenera norteamericana, el puerto piurano experimentó una actividad económica importante y atrajo a numerosos inmigrantes.
Sin embargo, desde su llegada en 1852 hasta su muerte en 1897, Blacker permaneció estrechamente ligado al lugar llevando una activa vida comercial, social y pública. Si bien es imposible conocer al detalle cómo Blacker percibía Paita y su población, algunas de sus ideas sobre el lugar han quedado registradas en un reporte oficial que el vicecónsul envió a Inglaterra el 31 de diciembre de 1871.
El documento, escrito en inglés, se encuentra en los Archivos Nacionales de Inglaterra y contiene información sobre salarios, precios de provisiones, así como referencias a la alimentación, vestido, vivienda y salud de la clase trabajadora de Paita.
Algunos pasajes relevantes incluyen la siguiente información (*): “el clima del departamento de Piura no hace necesaria la utilización de ropa especial. La vestimenta más simple como una camisa de algodón, pantalones y un sombrero de paja es todo lo que se necesita durante el año y se puede comprar por unos pocos dólares”.
“Los zapatos y las botas son artículos de lujo y se calzan solamente los domingos o días de fiesta cuando también se añade a la vestimenta un saco de lino para dar una apariencia de elegancia”.
“El clima es probablemente el más saludable del Perú. Ni fiebres ni epidemias han prevalecido en este lugar, la ausencia de lluvia y los vientos constantes mantienen la atmósfera libre de malos aires y hacen de este lugar, más allá de cualquier duda, el más saludable y placentero de cualquier país tropical en el mundo, lo cual explica la apatía y holgazanería de su población, la cual puede vivir feliz y satisfecha con muy poco, sin necesidad de trabajar duramente”.
“Durante la mayor parte del año la gente prefiere dormir a cielo abierto frente a sus casas y en ningún momento hay necesidad de usar algo más que una ligera frazada. Ropa de cama, como sábanas o colchones, son artículos de lujo, por lo que una hamaca es suficiente para dormir bien, sin que nadie o muy pocos aspiren a algo mejor”.
“La renta de una casa es moderada… 50 dólares y 8 centavos es el promedio de la renta de una casa de dos o cuatro habitaciones, dependiendo de su situación y calidad”.
“La comida es abundante y barata en comparación con otros lugares del Perú. Carne de res, muy buena, de 10 a 12 centavos por libra; cordero, de acuerdo a su condición y tamaño, de 4 a 5 dólares cada uno; cerdo, de 7 a 8 centavos por libra; cabras, de 4 a 5 dólares cada una y constituyen la principal comida animal de las clases más bajas; arroz, muy bueno, traído desde Lambayeque, precio promedio 8 centavos por libra; frijoles, lentejas, maíz, camotes, calabazas, cebollas, papas, yucas, tomates y muchos otros vegetales, todos abundantes y baratos, son posibles de conseguir a lo largo de todo el año”.
“La gente se contenta con la comida más simple. Arroz y frijoles, camotes, calabazas, cebollas y una pequeña cantidad de carne es todo lo que necesitan para mantenerse en condición saludable. Un hombre de las clases más bajas puede vivir con un ingreso de 35 a 50 centavos por día, incluyendo la usual bebida de cocoa o chocolate de inferior calidad”.
“El salario de los trabajadores agrícolas puede exceder los 6 reales por día, sin incluir comida; el trabajador común del pueblo, de 1 a 2 dólares por día; carpinteros, entre 2 dólares 4 centavos y 3 dólares por día; zapateros, entre 2 dólares y 2 dólares 4 centavos por día; el mismo salario se aplica para los sastres”.
“Hay amplio espacio para trabajo extranjero de cualquier característica en todo el departamento y todo foráneo asentado en este lugar ha logrado tener éxito para vivir con comodidad, pero, lamentablemente, la mayoría de artesanos extranjeros que ocasionalmente se establecieron en este lugar pronto se dedicaron a la bebida y cayeron más bajo que cualquier nativo en las mismas circunstancias. Sin embargo, ellos son preferidos sobre los artesanos nativos”.
“La gente de este país es probablemente la más feliz del mundo, perfectamente satisfecha con poco y, aparentemente, no más feliz con más; y si es el efecto del clima o no lo que afecta a los extranjeros, éstos generalmente muy rápido adoptan la misma vía de pensamiento y comportamiento de los nativos, y, por lo general, se vuelven inútiles, abandonados y una desgracia para el país”.
“La indiferencia general de la clase trabajadora y la consecuente dificultad para inducirlos a trabajar, combinadas con sus exageradas demandas que no corresponden a la calidad de su trabajo, obliga a las personas a buscar trabajadores en otro lugar antes que ceder a las extorsiones”.
Foto: Imagen de la plaza principal del puerto de Paita, captada probablemente a inicios del Siglo XX.
(*) Se trata de una traducción libre.
2 comentarios:
Impresionante blog e investigación histórica.
Muy interesante las conclusiones de Alexander Blacker Thierry respecto a las características económicas y sociales de Paita, principalmente de su población.
Me imagino que en las noches, miraban la "luna de Paita" placenteramente.
Es un verdadero gusto ser seguidor de este blog.
Muchas gracias por su dedicación.
José Abad
http://www.accidentetranvia.blogspot.com/
José, muchas gracias por el comentario
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