En el censo de la ciudad de Lima correspondiente al año 1866 ya no hay ningún rastro del comerciante inglés John Blacker y su familia, mientras que Gavina Martel había cambiado de residencia. De la calle Matavilela se había trasladado a la calle Arica, donde fue registrada nuevamente bajo el nombre de Gavina Alzamora. Esta vez se declaró “casada” y no “viuda”, como lo había hecho seis años antes en el censo de 1860.
Gavina vivía junto a sus hijos, cuyos nombres fueron esta vez consignados de la siguiente manera: Manuela Blaque, Leon Blaque y Aurelia Blaque. Los tres aparecen inscritos como escolares y Manuela tenía ya 13 años; Leoncio, 11; y Aurelia, 9.
Como se comentó en el post anterior, un motivo razonable para explicar el cambio de apellido de Gavina y el de sus hijos es que de esa manera disimulaba su condición de madre soltera. En aquella época cambiarse de apellido era una tarea sumamente sencilla porque el registro civil no tenía mayor importancia y las personas realmente quedaban registradas en las iglesias al momento de ser bautizadas. Además, no existían disposiciones legales que obligaran a acreditar la identidad. En esas circunstancias era fácil cambiar, omitir o aumentar nombres y apellidos.
Respecto al apellido Alzamora no se ha encontrado ninguna pista que lo vincule a Gavina Martel Reyes, aunque se ha hallado que era muy común en esa época y que incluso existía una zona específica en la ciudad conocida con ese nombre. En ese entonces Lima se mantenía rodeada por la muralla de protección que se había construido durante la colonia. Esa muralla tenía nueve puertas de salida y una de ellas era la Portada de Maravillas. Precisamente la zona aledaña a esa portada se conocía como Alzamora y existen documentos que explican los motivos por los que recibió ese nombre.
En Historia Urbana de Lima: Los Barrios Altos 1820-1880, el profesor Alejandro Reyes Flores refiere que en 1819 “existía una casa huerta y tambo a la salida de la Portada de Maravillas conocida como Alzamora”, de propiedad de doña Manuela Alzamora, la que fue arrendada por un plazo de nueve años al teniente coronel don Mariano Zubizarreta en 800 pesos anuales pagados por adelantado.
En una primera etapa de la investigación se pensó que Gavina Martel se atribuyó el apellido Alzamora porque ese era el nombre de la zona donde residía, pero la revisión de los censos y de otros documentos demuestran que ella no vivía en esa área cuando empezó a atribuirse el apellido. Lo curioso es que aproximadamente en 1870 Gavina y sus hijos se mudaron a aquella zona conocida como Alzamora para ocupar una amplia casa en la calle Ilave. Esa casa, que llevó el número 118, fue propiedad de Gavina Martel.
Por otra parte, también es posible que Alzamora haya sido el verdadero apellido de Gavina y que siendo niña haya sido acogida por la familia Martel Reyes. En todo caso, este misterio todavía no ha sido resuelto.
Foto: La niña Aurelia Blacker Martel en una típica fotografía de la época. Cortesía: Nilemón Blacker.
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