La mudanza de Gavina Martel y sus hijos a una casa propia en los Barrios Altos coincidió con una época en la que la economía peruana ingresaba en una etapa de marcado declive. Poco tiempo después del censo de Lima de 1866, el presidente Mariano Ignacio Prado fue derrocado por el general Pedro Diez Canseco, quien en 1868 convocó a elecciones populares en las que el coronel José Balta salió elegido como nuevo presidente.
Durante su gobierno, Balta trató de potenciar la explotación y venta del salitre de Tarapacá, y ordenó demoler la muralla que rodeaba Lima con el objeto de expandir la ciudad. Se construyeron vistosas alamedas, espaciosas casas y modernos establecimientos públicos y privados.
Balta también inició una agresiva campaña de construcción de ferrocarriles en distintos lugares del país. Sin embargo, esta última iniciativa, que fue encargada al ingeniero estadounidense Henry Meiggs, produjo enormes gastos que afectaron seriamente la economía nacional.
Las deudas externa e interna aumentaron considerablemente, mientras que el negocio del guano empezaba a decaer porque ya algunos sustitutos aparecían en el mercado rural europeo. Además, la mala administración del Estado peruano a través de los años había provocado que se despilfarraran los empréstitos o adelantos que los consignatarios o casas comerciales entregaban como parte de pago por la exportación del fertilizante natural.
La crisis económica era evidente cuando Balta nombró como ministro de Hacienda a Nicolás de Piérola, quien pidió al Congreso autorización para negociar directamente la venta del guano al extranjero, ya que el sistema de consignaciones presentaba serias irregularidades y perjudicaba al Estado. Así, en 1869, se firmó el “Contrato Dreyfus” con la casa judío francesa Dreyfus & Hnos. El contrato se llevó adelante a pesar de las protestas de los capitalistas nacionales y consignatarios.
La Casa Dreyfus monopolizó la venta del guano y entregó al Estado una gran cantidad de dinero en calidad de adelantos para financiar la construcción de ferrocarriles. De esta forma la deuda peruana creció tanto que, en poco tiempo, se hizo descomunal e impagable. Más tarde, al no poder cumplir con sus compromisos de pago, el país caería en el descrédito internacional y la sensación de crecimiento económico que produjo el boom del guano se detendría casi por completo. Estaba ya terminando lo que el historiador Jorge Basadre llamó la época de la "prosperidad falaz".
Pero la decadencia económica del país fue minimizada por los sectores más acomodados de la sociedad limeña, que mantuvieron sus suntuosos estilos de vida. Mientras tanto, en 1871 hizo su primera aparición el Callao and Lima Gazette, matutino fundado por Robert Allison de la Pacific Steam Navigation Company y editado por Isaac Lawton. Este no fue solamente el primer periódico en idioma inglés, sino también el primer periódico extranjero publicado en el Perú.
También en 1871 se fundó el Partido Civil, abiertamente antimilitarista, y que tuvo como máximo representante al oligarca Manuel Pardo y Lavalle, quien un año más tarde se convertiría en el primer presidente civil del Perú tras sofocarse la sangrienta rebelión de los hermanos Gutiérrez.
De 1871 data, asimismo, la primera pista sólida que se encontró en Inglaterra en torno a la nueva vida del comerciante inglés John Blacker y su familia. El censo inglés de ese año muestra que Blacker residía en una amplia casa, que incluía caballerizas, en el número 12 de la calle Sussex Square, Hyde Park, en Paddington, Londres. Blacker vivía junto a su esposa Carmen Espantoso y tres de sus cuatro hijos: Carmen, Dolores (a quien se le llamaba Dolly) y John. Su hijo mayor, Juan Carlos, de 12 años, era estudiante interno en un colegio privado.
En la casa vivían también ocho sirvientes de distintas nacionalidades, lo que es una clara señal de que la familia había alcanzado una sólida posición económica. Respecto a su ocupación, John Blacker figura en el documento como “merchant, banker”. Es decir, no sólo se declaró comerciante sino también banquero. Al respecto se ha encontrado amplia información que demuestra que la firma de comerciantes de la que era socio en Londres (Isaac & Co) contó entre sus mútiples actividades con operaciones bancarias vinculadas a Latinoamérica.
En Londres existen asimismo varios documentos que dan cuenta de la existencia de organizaciones como el “Isaac & Samuel Merchant Bank” y el "Isaac & Samuel Commission Merchants", cuya oficina principal funcionaba en el número 22 de la calle Great Winchester. Blacker, junto a Benjamin Isaac, era el funcionario más importante de "Isaac & Samuel Commission Merchants", firma que durante muchos años comercializó azufre, materiales de ferretería, ropa y diversos productos con Latinoamérica.
Benjamin Isaac era también cónsul general de Guatemala en Gran Bretaña, hacía negocios con el gobierno de ese país y aparece ligado a una empresa de ferrocarriles en Argentina y a una empresa eléctrica en Australasia. No es descabellado pensar que Isaac & Co se convirtió paulatinamente en una poderosa corporación, ya que el socio principal de la firma, Frederick Simeon Isaac, fue inversionista en el Mercantile Bank of the River Plate en Argentina, así como en una empresa de ferrocarriles en Colombia y mantuvo operativa su compañía en distintos países, entre ellos el Perú. Por si fuera poco, Frederick S. Isaac era también cónsul general de Nicaragua en Gran Bretaña e hizo varios negocios con el gobierno de ese país.
Es obvio que Blacker se hizo socio de una compañía muy importante con intereses en diferentes rubros, lo que le permitió amasar una considerable fortuna. John Blacker era, además, miembro de la prestigiosa Royal Institution of Great Britain, organización dedicada a promover el conocimiento de las ciencias y las letras a través de discursos y conferencias en su exclusivo local de la zona de Picadilly. El comerciante inglés se había inscrito en la institución en 1867 y un año después, en 1868, se había afiliado también a la Zoological Society of London.
Foto: Vista de la plaza mayor de Lima en el año 1870. Archivo Courret.
domingo, 27 de abril de 2008
jueves, 17 de abril de 2008
¿Por qué Alzamora?
En el censo de la ciudad de Lima correspondiente al año 1866 ya no hay ningún rastro del comerciante inglés John Blacker y su familia, mientras que Gavina Martel había cambiado de residencia. De la calle Matavilela se había trasladado a la calle Arica, donde fue registrada nuevamente bajo el nombre de Gavina Alzamora. Esta vez se declaró “casada” y no “viuda”, como lo había hecho seis años antes en el censo de 1860.
Gavina vivía junto a sus hijos, cuyos nombres fueron esta vez consignados de la siguiente manera: Manuela Blaque, Leon Blaque y Aurelia Blaque. Los tres aparecen inscritos como escolares y Manuela tenía ya 13 años; Leoncio, 11; y Aurelia, 9.
Como se comentó en el post anterior, un motivo razonable para explicar el cambio de apellido de Gavina y el de sus hijos es que de esa manera disimulaba su condición de madre soltera. En aquella época cambiarse de apellido era una tarea sumamente sencilla porque el registro civil no tenía mayor importancia y las personas realmente quedaban registradas en las iglesias al momento de ser bautizadas. Además, no existían disposiciones legales que obligaran a acreditar la identidad. En esas circunstancias era fácil cambiar, omitir o aumentar nombres y apellidos.
Respecto al apellido Alzamora no se ha encontrado ninguna pista que lo vincule a Gavina Martel Reyes, aunque se ha hallado que era muy común en esa época y que incluso existía una zona específica en la ciudad conocida con ese nombre. En ese entonces Lima se mantenía rodeada por la muralla de protección que se había construido durante la colonia. Esa muralla tenía nueve puertas de salida y una de ellas era la Portada de Maravillas. Precisamente la zona aledaña a esa portada se conocía como Alzamora y existen documentos que explican los motivos por los que recibió ese nombre.
En Historia Urbana de Lima: Los Barrios Altos 1820-1880, el profesor Alejandro Reyes Flores refiere que en 1819 “existía una casa huerta y tambo a la salida de la Portada de Maravillas conocida como Alzamora”, de propiedad de doña Manuela Alzamora, la que fue arrendada por un plazo de nueve años al teniente coronel don Mariano Zubizarreta en 800 pesos anuales pagados por adelantado.
En una primera etapa de la investigación se pensó que Gavina Martel se atribuyó el apellido Alzamora porque ese era el nombre de la zona donde residía, pero la revisión de los censos y de otros documentos demuestran que ella no vivía en esa área cuando empezó a atribuirse el apellido. Lo curioso es que aproximadamente en 1870 Gavina y sus hijos se mudaron a aquella zona conocida como Alzamora para ocupar una amplia casa en la calle Ilave. Esa casa, que llevó el número 118, fue propiedad de Gavina Martel.
Por otra parte, también es posible que Alzamora haya sido el verdadero apellido de Gavina y que siendo niña haya sido acogida por la familia Martel Reyes. En todo caso, este misterio todavía no ha sido resuelto.
Foto: La niña Aurelia Blacker Martel en una típica fotografía de la época. Cortesía: Nilemón Blacker.
Gavina vivía junto a sus hijos, cuyos nombres fueron esta vez consignados de la siguiente manera: Manuela Blaque, Leon Blaque y Aurelia Blaque. Los tres aparecen inscritos como escolares y Manuela tenía ya 13 años; Leoncio, 11; y Aurelia, 9.
Como se comentó en el post anterior, un motivo razonable para explicar el cambio de apellido de Gavina y el de sus hijos es que de esa manera disimulaba su condición de madre soltera. En aquella época cambiarse de apellido era una tarea sumamente sencilla porque el registro civil no tenía mayor importancia y las personas realmente quedaban registradas en las iglesias al momento de ser bautizadas. Además, no existían disposiciones legales que obligaran a acreditar la identidad. En esas circunstancias era fácil cambiar, omitir o aumentar nombres y apellidos.
Respecto al apellido Alzamora no se ha encontrado ninguna pista que lo vincule a Gavina Martel Reyes, aunque se ha hallado que era muy común en esa época y que incluso existía una zona específica en la ciudad conocida con ese nombre. En ese entonces Lima se mantenía rodeada por la muralla de protección que se había construido durante la colonia. Esa muralla tenía nueve puertas de salida y una de ellas era la Portada de Maravillas. Precisamente la zona aledaña a esa portada se conocía como Alzamora y existen documentos que explican los motivos por los que recibió ese nombre.
En Historia Urbana de Lima: Los Barrios Altos 1820-1880, el profesor Alejandro Reyes Flores refiere que en 1819 “existía una casa huerta y tambo a la salida de la Portada de Maravillas conocida como Alzamora”, de propiedad de doña Manuela Alzamora, la que fue arrendada por un plazo de nueve años al teniente coronel don Mariano Zubizarreta en 800 pesos anuales pagados por adelantado.
En una primera etapa de la investigación se pensó que Gavina Martel se atribuyó el apellido Alzamora porque ese era el nombre de la zona donde residía, pero la revisión de los censos y de otros documentos demuestran que ella no vivía en esa área cuando empezó a atribuirse el apellido. Lo curioso es que aproximadamente en 1870 Gavina y sus hijos se mudaron a aquella zona conocida como Alzamora para ocupar una amplia casa en la calle Ilave. Esa casa, que llevó el número 118, fue propiedad de Gavina Martel.
Por otra parte, también es posible que Alzamora haya sido el verdadero apellido de Gavina y que siendo niña haya sido acogida por la familia Martel Reyes. En todo caso, este misterio todavía no ha sido resuelto.
Foto: La niña Aurelia Blacker Martel en una típica fotografía de la época. Cortesía: Nilemón Blacker.
sábado, 5 de abril de 2008
La partida de Blacker
El mismo año que se realizó el censo de 1860, específicamente el 30 de octubre, Carmen Espantoso dio a luz a María del Carmen Blacker, quien a los dos meses de nacida fue bautizada en el Sagrario de la Catedral. La ceremonia se realizó el 8 de diciembre de 1860 y sus padrinos fueron sus abuelos Manuel Espantoso y Dolores Oramas de Espantoso.
La familia de John Blacker aumentó el 19 de marzo de 1862 cuando nació María de los Dolores Blacker. Su bautizo se realizó el 11 de abril de 1862 en el Sagrario de la Catedral y sus padrinos fueron la pareja de esposos Jesús Elías de la Quintana y Francisca Espantoso.
Llama la atención que todos los padrinos y madrinas de los hijos legítimos de John Blacker hayan estado vinculados estrechamente a la familia Espantoso. Ningún inglés recibió ese encargo.
Sólo como una referencia histórica debe señalarse que en aquel 1862 se inició la Guerra de Secesión en Estados Unidos, periodo durante el cual los productores de algodón en el Perú aumentaron significativamente sus ganancias exportando su mercadería a Europa. Este dato es importante porque se ha encontrado información que indica que la firma de la cual Blacker era socio -Isaac & Co- tenía entre sus actividades la exportación de algodón a Inglaterra.
Por otra parte, también en 1862, Ramón Castilla dejó la presidencia en manos del mariscal Miguel de San Román, quien falleció tras permanecer menos de un año al frente del gobierno, posibilitando el ascenso al poder del general Juan Antonio Pezet en 1863.
El nacimiento de María de los Dolores fue la última pista que dejó John Blacker sobre su presencia en el Perú porque él y su familia partieron a Inglaterra entre los años 1862 y 1866 para no volver nunca más al país. Se puede asegurar que en 1866 ya estaban radicados en Londres porque el 6 de octubre de ese año nació en la capital inglesa el cuarto y último hijo del matrimonio. El niño fue bautizado con el mismo nombre de su padre: John Blacker.
¿Por qué Blacker volvió a su país? Es imposible determinarlo, aunque lo más probable es que la firma Isaac & Co le ofreció un cargo más importante en Londres. Estas ofertas de trabajo eran frecuentes en aquella época y muchos ingleses que vivían en Lima tenían la esperanza de volver a su país ventajosamente contratados. Asimismo, esta idea se apoya en un dato aparecido en el diario personal del viajero Heinrich Witt, quien revela que Blacker llegó a convertirse en el funcionario más importante de la respetable firma Isaac & Samuel de Londres.
Otra posibilidad es que motivos personales hayan apurado la partida de Blacker del Perú. El hecho de tener hijos naturales puede haber influido para que la familia de su esposa lo haya presionado a mudar su residencia o para que él mismo haya tomado la determinación de aceptar una oferta para volver a su país. En este último aspecto un hecho puntual puede haber desencadenado el viaje: la muerte de Natalia Blacker.
Como ya se relató en un post anterior, Natalia falleció en diciembre de 1863 en medio de un sospechoso manto de dudas sobre su verdadero apellido, lo que hace suponer que existió una clara intención de no identificar plenamente a la niña.
El error más sorprendente es el que se registra en la lápida, que suele ser un regalo de la familia. En ella se ha escrito el nombre “Natalia Blakar”. El yerro sorprende porque años antes Manuela y Aurelia habían sido bautizadas con el apellido Blacker. Otro hecho desconcertante es que en la lápida se consigna que la niña nació el 28 de julio de 1857, pero su hermana Aurelia nació un día antes del mismo año.
La posibilidad de que hayan sido mellizas se descarta si nos ceñimos al censo de 1860, en el cual Gavina declaró que Aurelia tenía 3 años y Natalia, 2. Si esta información es correcta, Natalia Blacker nació en realidad en 1858, es decir, cuando John Blacker ya estaba casado con Carmen Espantoso. Es posible, incluso, que Gavina haya tenido 5 meses de embarazo cuando Blacker se casó en marzo de 1858.
Existen tantas imprecisiones en los documentos encontrados sobre Natalia Blacker que no es descabellado pensar que cuando la niña cayó enferma Gavina Martel buscó a Blacker para pedirle ayuda. Es posible que él se haya ofrecido a ayudarla a cambio de que se disimule la identidad de la niña. En la partida de bautizo de Natalia se señala como sus padres a “Juan Carlos Blaque y Gavina Zamora”, pero hasta ese momento John Blacker había aparecido citado con un sólo nombre (Juan) en las partidas de bautizo de Manuela y Aurelia. Además, su nombre real era John Lewis Blacker.
En el caso de Gavina Martel se sabe que se atribuía el apellido Alzamora, muy parecido pero no igual a Zamora. Tal vez no se cometió un error al registrar los nombres de los padres de Natalia en la partida de bautizo, sino que la información se dio de esa manera con el propósito de crear cierta confusión.
Otro hecho extraño es que se pagó una cantidad inusualmente alta (40 soles de la época) por la carroza que trasladó el cuerpo de la niña al cementerio general. Este dato provoca sospechas porque no es lógico que se haya desembolsado una suma tan importante por una niña de apellido incierto. Además, la sepultura eclesiástica se efectuó en el convento de La Merced y no en la iglesia de San Marcelo, lo que le daba una categoría superior al funeral.
Una hipótesis es que John Blacker corrió con los gastos del sepelio a cambio de que se mantenga oculto el verdadero apellido de la fallecida. En ese entonces Lima era una ciudad pequeña y la sociedad le daba una importancia exagerada a las apariencias. Es seguro que mucha gente, incluida la familia Espantoso, sabía que Blacker tenía hijos naturales, pero encubrir esa información o mantenerla en secreto les permitía aparentar ser “socialmente correctos”.
En realidad, en esta parte de la historia, se pueden ensayar numerosas teorías. No obstante, lo único cierto y comprobado es que John Blacker se alejó definitivamente del Perú entre los años 1862 y 1866. En el plano nacional, la única seria dificultad surgida en Lima entre esos años fue la guerra con España. Exactamente en 1863 llegó al Callao, bajo el pretexto de una expedición científica, una escuadra española al mando del almirante Hernández Pinzón. Su intención era llegar a Valparaíso, el Callao y luego a California, pero cuando estuvieron en el puerto sureño hubo un incidente entre vascos y peruanos en la hacienda Talambo en Lambayeque, dando como resultado la muerte de un español.
El incidente fue reportado a la escuadra española que rápidamente se trasladó al Perú y en señal de protesta ocupó las guaneras islas Chincha. El gobierno peruano, temiendo un enfrentamiento militar, llegó a un acuerdo a través del tratado Vivanco-Pareja con la finalidad de que la escuadra española desocupe las islas Chincha.
El polémico tratado provocó una ola de protestas en el país. El general Manuel Ignacio Prado tomó las armas en Arequipa y acusó de traidor al presidente Pezet, quien huyó hacia Europa. Prado asumió el poder y anuló el tratado Vivanco-Pareja, formándose una cuádruple alianza entre Ecuador, Perú, Chile y Bolivia para declararle la guerra a España. La escuadra española bloqueó las costas chilenas y bombardeó Valparaíso, pero la armada conformada por buques peruanos y chilenos derrotaron a los españoles en el combate de Abtao y en el definitivo combate del Dos de Mayo de 1866, en el que murió el ministro de guerra José Gálvez.
Foto: Lápida de Natalia "Blakar" en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. El apellido y la fecha de nacimiento generan más de una duda.
La familia de John Blacker aumentó el 19 de marzo de 1862 cuando nació María de los Dolores Blacker. Su bautizo se realizó el 11 de abril de 1862 en el Sagrario de la Catedral y sus padrinos fueron la pareja de esposos Jesús Elías de la Quintana y Francisca Espantoso.
Llama la atención que todos los padrinos y madrinas de los hijos legítimos de John Blacker hayan estado vinculados estrechamente a la familia Espantoso. Ningún inglés recibió ese encargo.
Sólo como una referencia histórica debe señalarse que en aquel 1862 se inició la Guerra de Secesión en Estados Unidos, periodo durante el cual los productores de algodón en el Perú aumentaron significativamente sus ganancias exportando su mercadería a Europa. Este dato es importante porque se ha encontrado información que indica que la firma de la cual Blacker era socio -Isaac & Co- tenía entre sus actividades la exportación de algodón a Inglaterra.
Por otra parte, también en 1862, Ramón Castilla dejó la presidencia en manos del mariscal Miguel de San Román, quien falleció tras permanecer menos de un año al frente del gobierno, posibilitando el ascenso al poder del general Juan Antonio Pezet en 1863.
El nacimiento de María de los Dolores fue la última pista que dejó John Blacker sobre su presencia en el Perú porque él y su familia partieron a Inglaterra entre los años 1862 y 1866 para no volver nunca más al país. Se puede asegurar que en 1866 ya estaban radicados en Londres porque el 6 de octubre de ese año nació en la capital inglesa el cuarto y último hijo del matrimonio. El niño fue bautizado con el mismo nombre de su padre: John Blacker.
¿Por qué Blacker volvió a su país? Es imposible determinarlo, aunque lo más probable es que la firma Isaac & Co le ofreció un cargo más importante en Londres. Estas ofertas de trabajo eran frecuentes en aquella época y muchos ingleses que vivían en Lima tenían la esperanza de volver a su país ventajosamente contratados. Asimismo, esta idea se apoya en un dato aparecido en el diario personal del viajero Heinrich Witt, quien revela que Blacker llegó a convertirse en el funcionario más importante de la respetable firma Isaac & Samuel de Londres.
Otra posibilidad es que motivos personales hayan apurado la partida de Blacker del Perú. El hecho de tener hijos naturales puede haber influido para que la familia de su esposa lo haya presionado a mudar su residencia o para que él mismo haya tomado la determinación de aceptar una oferta para volver a su país. En este último aspecto un hecho puntual puede haber desencadenado el viaje: la muerte de Natalia Blacker.
Como ya se relató en un post anterior, Natalia falleció en diciembre de 1863 en medio de un sospechoso manto de dudas sobre su verdadero apellido, lo que hace suponer que existió una clara intención de no identificar plenamente a la niña.
El error más sorprendente es el que se registra en la lápida, que suele ser un regalo de la familia. En ella se ha escrito el nombre “Natalia Blakar”. El yerro sorprende porque años antes Manuela y Aurelia habían sido bautizadas con el apellido Blacker. Otro hecho desconcertante es que en la lápida se consigna que la niña nació el 28 de julio de 1857, pero su hermana Aurelia nació un día antes del mismo año.
La posibilidad de que hayan sido mellizas se descarta si nos ceñimos al censo de 1860, en el cual Gavina declaró que Aurelia tenía 3 años y Natalia, 2. Si esta información es correcta, Natalia Blacker nació en realidad en 1858, es decir, cuando John Blacker ya estaba casado con Carmen Espantoso. Es posible, incluso, que Gavina haya tenido 5 meses de embarazo cuando Blacker se casó en marzo de 1858.
Existen tantas imprecisiones en los documentos encontrados sobre Natalia Blacker que no es descabellado pensar que cuando la niña cayó enferma Gavina Martel buscó a Blacker para pedirle ayuda. Es posible que él se haya ofrecido a ayudarla a cambio de que se disimule la identidad de la niña. En la partida de bautizo de Natalia se señala como sus padres a “Juan Carlos Blaque y Gavina Zamora”, pero hasta ese momento John Blacker había aparecido citado con un sólo nombre (Juan) en las partidas de bautizo de Manuela y Aurelia. Además, su nombre real era John Lewis Blacker.
En el caso de Gavina Martel se sabe que se atribuía el apellido Alzamora, muy parecido pero no igual a Zamora. Tal vez no se cometió un error al registrar los nombres de los padres de Natalia en la partida de bautizo, sino que la información se dio de esa manera con el propósito de crear cierta confusión.
Otro hecho extraño es que se pagó una cantidad inusualmente alta (40 soles de la época) por la carroza que trasladó el cuerpo de la niña al cementerio general. Este dato provoca sospechas porque no es lógico que se haya desembolsado una suma tan importante por una niña de apellido incierto. Además, la sepultura eclesiástica se efectuó en el convento de La Merced y no en la iglesia de San Marcelo, lo que le daba una categoría superior al funeral.
Una hipótesis es que John Blacker corrió con los gastos del sepelio a cambio de que se mantenga oculto el verdadero apellido de la fallecida. En ese entonces Lima era una ciudad pequeña y la sociedad le daba una importancia exagerada a las apariencias. Es seguro que mucha gente, incluida la familia Espantoso, sabía que Blacker tenía hijos naturales, pero encubrir esa información o mantenerla en secreto les permitía aparentar ser “socialmente correctos”.
En realidad, en esta parte de la historia, se pueden ensayar numerosas teorías. No obstante, lo único cierto y comprobado es que John Blacker se alejó definitivamente del Perú entre los años 1862 y 1866. En el plano nacional, la única seria dificultad surgida en Lima entre esos años fue la guerra con España. Exactamente en 1863 llegó al Callao, bajo el pretexto de una expedición científica, una escuadra española al mando del almirante Hernández Pinzón. Su intención era llegar a Valparaíso, el Callao y luego a California, pero cuando estuvieron en el puerto sureño hubo un incidente entre vascos y peruanos en la hacienda Talambo en Lambayeque, dando como resultado la muerte de un español.
El incidente fue reportado a la escuadra española que rápidamente se trasladó al Perú y en señal de protesta ocupó las guaneras islas Chincha. El gobierno peruano, temiendo un enfrentamiento militar, llegó a un acuerdo a través del tratado Vivanco-Pareja con la finalidad de que la escuadra española desocupe las islas Chincha.
El polémico tratado provocó una ola de protestas en el país. El general Manuel Ignacio Prado tomó las armas en Arequipa y acusó de traidor al presidente Pezet, quien huyó hacia Europa. Prado asumió el poder y anuló el tratado Vivanco-Pareja, formándose una cuádruple alianza entre Ecuador, Perú, Chile y Bolivia para declararle la guerra a España. La escuadra española bloqueó las costas chilenas y bombardeó Valparaíso, pero la armada conformada por buques peruanos y chilenos derrotaron a los españoles en el combate de Abtao y en el definitivo combate del Dos de Mayo de 1866, en el que murió el ministro de guerra José Gálvez.
Foto: Lápida de Natalia "Blakar" en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. El apellido y la fecha de nacimiento generan más de una duda.
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