Natural de Altona, un pueblo cercano a Hamburgo, Heinrich Witt escribió durante más de 60 años un puntilloso y detallado diario sobre su vida en el Perú. Conocer el contenido de este diario es vital para tener una perspectiva más amplia de las características que tuvo la inmigración europea en el Siglo XIX. Por ese motivo, a partir de este post, compartiré información extraída de los apuntes de Witt, lo que nos permitirá descubrir, entender y comprender aspectos de la inmigración que no son posibles de encontrar en los libros tradicionales de historia del Perú.
Witt nació a fines del Siglo XVIII en el seno de una familia de granjeros y comerciantes luteranos que alternaban etapas económicas de auge y crisis como consecuencia de las guerras entre los ducados alemanes y Dinamarca. Por supuesto, la familia Witt también fue afectada por las guerras napoleónicas. Casi al final de éstas, en 1814, Heinrich Witt concluye su instrucción escolar y es enviado a un internado en Inglaterra.
Un año más tarde, en diciembre de 1815, Witt retorna a Altona, donde a los 16 años inicia su carrera comercial como empleado en la oficina de contabilidad de Conrad Henrich Donner. En enero de 1823, huérfano de padre y madre, Witt recibe la recomendación de su tutor Lucas Willink de hacer un viaje a Londres y, gracias a los buenos oficios de su ex jefe Donner, ingresa como voluntario a la compañia Sadler Guest Co, la que efectuaba pequeños negocios de comisión con Alemania.
Pocos meses más tarde, su tío Diederick Willink le consigue el puesto de corresponsal general en la casa Anthony Gibbs & Sons. En un princio, Witt tuvo muchas dificultades para adaptarse al empleo y estaba a punto de perder su puesto cuando su antiguo jefe, Conrad Henrich Donner, llegó de visita a Londres y lo recomendó de tal manera que los Gibbs decidieron darle otra oportunidad, pero esta vez a cargo de las facturas y los libros de cuentas.
En ese momento los socios principales de la casa Anthony Gibbs & Sons eran George Henry Gibbs, William Gibbs y Charles Crawley. El fundador Anthony Gibbs ya había muerto. También en 1823 Witt conoció en Londres a John Moens, quien desde 1822 era encargado de la casa Gibbs, Crawley & Moens en Lima. En ese momento Moens tenía como asistente a Samuel B. Mardon, encargado de la sucursal de Arequipa, y los Gibbs consideraron que debían asignar a un nuevo empleado para trabajar con él. Es así que surge la posibilidad de enviar a Heinrich Witt al Perú.
Inicialmente Witt pudo ser enviado a la casa Gibbs & Casson en Gibraltar, pero los Gibbs lo descartaron porque su letra no era lo suficientemente buena, así que le ofrecieron un puesto como asistente de Mardon en el Perú. Después de consultar con sus tutores, Witt aceptó el ofrecimiento y se le informó que viajaría junto a John Moens en el navío "Wanderer" del capitán Warren llevando además una importante carga de productos manufacturados.
Los términos del compromiso contractual de Witt eran pasaje de ida gratis, así como cuarto y comida en Sudamérica. Su sueldo sería de 500 libras al año, pero se empezaría a pagar a partir del día de su llegada al Perú.
Junto a John Moens y un amigo personal de éste, el Dr. Francis Anderson, Witt partió de Liverpool hacia Sudamérica el 26 de febrero de 1824. Después de una recalada de tres días en Santa Cruz de Tenerife, el "Wanderer" navegó 168 días hasta llegar a Valparaíso el 16 de agosto. En Valparaíso el barco permaneció 26 días y finalmente llegó a Quilca, su puerto de destino, el 24 de setiembre. Witt señala que el viaje fue una odisea, especialmente durante los 55 días que el capitán Warren empleó en dar la vuelta al Cabo de Hornos desde la altura de la entrada del estrecho de Magallanes, en el Atlántico, hasta alcanzar la misma altura en grados de longitud en el Pacífico.
Foto: Heinrich Witt, comerciante y viajero que legó un detallado relato de sus experiencias en el Perú.
martes, 23 de noviembre de 2010
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